sábado 19 de abril de 2025 - Edición Nº65

Yo no lo voté | 6 abr 2025

¿VA A SER CANDIDATO?

El Factor Pichetto

Es esa figura ineludible que camina por la provincia como un fantasma, o quizás como un dios menor que conoce cada recoveco del mapa político. Miguel Ángel Pichetto, el hombre que maneja los tiempos de la política nacional y rionegrina como un ajedrecista silencioso, vuelve a sacudir el tablero provincial mientras los demás jugadores apenas intuyen su estrategia.


Por: Bache3000

La última encuesta que recorrió las ciudades de Río Negro como un rumor persistente midió al actual diputado en un extraño mosaico junto a nombres dispares: Aníbal Tortoriello, Lorena Villaverde, Juan Martín, Ariel Rivero, Pedro Pesatti, Martín Doñate, Arabela Carreras. Pero hay algo más inquietante en ese papel que circula de mano en mano: la presencia inesperada de Walter Cortés, el intendente de Bariloche, ese hombre que según murmuran los portales cercanos al sindicato de comercio, podría inclinar la balanza electoral con un mero gesto de aprobación.

¿Qué busca Pichetto en esa medición? ¿Acaso está comprando futuros apoyos en el mercado negro de la política? ¿O, con la prudencia que lo caracteriza, se mide antes de tomar una decisión? ¿O simplemente está marcando el territorio como esos viejos caudillos que saben que ninguna alianza se fragua sin su bendición? Las preguntas flotan en el aire como el humo en los despachos donde se tejen las verdaderas tramas del poder.

La historia de Pichetto en Río Negro es la historia misma de la provincia en los últimos treinta años. Es imposible recorrer los pasillos de la Universidad Nacional de Río Negro sin sentir su presencia, o transitar por obras que llevan su invisible firma. El hombre que nunca pudo ser gobernador terminó convirtiéndose en algo más poderoso: una suerte de padre fundador que reparte bendiciones y maldiciones entre quienes gobiernan, y entre desean ser parte de un esquema de poder.

Desde su posición de centro-derecha desarrollista, Pichetto pronuncia esas verdades incómodas que nadie más se atreve a decir, con ese tono grave y esa cadencia de profesor de derecho que lo distingue. Su capacidad para congregar sectores antagónicos lo convierte en una anomalía política: podría quitarle votos al peronismo que alguna vez lideró, a Juntos Somos Río Negro que ahora lo mira con recelo y necesidad, al PRO que lo acogió temporalmente y hasta a La Libertad Avanza, cuyos simpatizantes reconocen en él a un hombre de orden.

Solo ese persistente defecto en su comunicación, esa incapacidad para traducir su pensamiento complejo al lenguaje de las redes sociales y de los votantes más jóvenes, parece detenerlo. Pero incluso con esa falencia, sigue siendo Pichetto. El hombre que, como decía un viejo político de la provincia, "es Río Negro hablando con voz de estadista".

Y mientras la campaña electoral de 2025 comienza a dibujarse en el horizonte, todos se preguntan lo mismo: ¿Qué hará Pichetto esta vez? La respuesta, como siempre en política, está escrita en ese futuro que aún no existe pero que él, con paciente maestría, ya está moldeando.

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