domingo 08 de junio de 2025 - Edición Nº115

Yo no lo voté | 7 abr 2025

CRÓNICA DE UNA AUSENCIA ANUNCIADA

La silla vacía del intendente

En una tensa sesión del Concejo Deliberante de Bariloche, la ausencia del intendente Walter Cortés desató fuertes críticas de los ediles, quienes calificaron su falta como "una grave violación institucional". Mientras la asesora letrada intentaba justificar la ausencia con "reuniones empresariales", los concejales recordaron que esta convocatoria era de carácter obligatorio según la Carta Orgánica Municipal. Mirá el video de la picante reunión.


Por: Bache3000

Por la ventana del Concejo Deliberante de Bariloche se filtraba una luz amarillenta cuando la asesora letrada Yanina Sánchez desplegó la carta que explicaría —o intentaría explicar— la ausencia del intendente Walter Cortés. Eran las once de la mañana de un día que prometía ser tempestuoso no sólo en el clima político sino también en el cielo patagónico.

"El intendente está reunido con las cámaras empresariales, lo convocaron a una reunión, y es por eso que no asistió", anunció Sánchez con voz que pretendía ser firme pero que delataba cierto nerviosismo. Los concejales se miraron entre sí. Algunos con incredulidad, otros con una indignación que se les escapaba por los poros.

El concejal Gerardo del Río, aliado incondicional del intendente ausente, trató de construir un muro de contención: "El intendente está reunido con los empresarios en este momento, porque la complejidad que estamos atravesando requiere juntarse con muchos sectores". Y luego añadió, como queriendo minimizar el motivo de la convocatoria: "Fue un sector minúsculo y es excesivo convocarlo por eso".

Pero la concejal Julieta Wallace no estaba dispuesta a aceptar excusas. Se irguió en su asiento, respiró hondo y con voz que hizo temblar los vidrios de la sala, sentenció: "Esto no es una situación inédita, rechazo en todos sus términos la nota presentada por el intendente Cortés, porque esto es de carácter obligatorio. Hay que ver las acciones a proseguir".

La tensión crecía por momentos. El silencio que siguió a las palabras de Wallace podría haberse cortado con un cuchillo de mantequilla. Hasta que Roxana Ferreyra tomó la palabra, y con ella, elevó el tono del debate:

"Es de extrema gravedad que no haya venido. La asesora letrada dice que tiene compromisos, pero no dice cuáles", puntualizó con precisión quirúrgica. "El intendente es importante que venga, pero tampoco hay jefe de gabinete. En este caso las respuestas las tiene que dar el intendente, no la asesora letrada".

Y luego, con el tono de quien recuerda un pasado mejor, añadió: "Durante la gestión de Gennuso hemos citado a funcionarios y hasta el intendente, y todos vinieron. Es grave que no venga Cortés".

Costa Brutten, con el rostro enrojecido por una indignación que parecía venir de lo más profundo de su ser, no tardó en sumarse a la condena: "Considero de extrema gravedad que no haya asistido Walter Cortés. Ya habíamos advertido que debe venir a responder por la política turística y demás situaciones que se dieron".

Y luego, revelando lo que muchos presentes pensaban pero no se atrevían a decir, añadió: "Nos obliga a avanzar con las acciones legales que correspondan. No queremos una explicación de quién le tiene que dar explicaciones al intendente, sino que la tiene que dar el intendente, a ver si avala todas las barbaridades que los empresarios señalaron que este secretario les dijo, y todos los maltratos que ha realizado. Concretamente, les dijo que 'le chupen un huevo'".

El murmullo que recorrió la sala tras la repetición de la vulgar frase fue como una ola que arrastró los últimos vestigios de cordialidad institucional.

El concejal Facundo Villalba, con voz que mezclaba indignación y cansancio, desnudó la contradicción temporal: "La convocatoria [empresarial] fue convocada después de la convocatoria de esta reunión, por lo que podía haber venido tranquilamente. Esta es una interpelación, en el marco del artículo 38 de la Carta Orgánica, y el cargo del intendente no se puede transferir".

Y luego, elevando el tono como quien formula una pregunta para la posteridad: "¿Tanto miedo le tiene el intendente a la legalidad? ¿Tanto miedo le tiene a rendir cuentas como deberíamos hacer todos los que somos funcionarios?".

Natalia Almonacid, con la paciencia de quien desenreda un ovillo de contradicciones, recordó otro episodio reciente: "No estaba claro para qué fue a Buenos Aires, porque ella presencialmente dijo que tenía turnos médicos, pero la resolución dice que fue a una cena de CIPPEC, y que se destinaron fondos públicos para ello".

Y con una ironía que cortaba como cuchillo de obsidiana, remató: "Walter Cortés se presentó a elecciones con esta Carta Orgánica, no en Chascomús".

Mientras la reunión continuaba, en algún lugar de Bariloche —cercano pero inalcanzable como un espejismo en el desierto— el intendente Walter Cortés supuestamente se reunía con empresarios turísticos. El secretario de Turismo, ese que según Costa Brutten había pronunciado la vulgaridad del año frente a empresarios, lo mitaba perplejo, en soledad, por la ausencia de su jefe político.

En el Concejo quedaba una silla vacía, testigo mudo de una democracia local que se debatía entre la institucionalidad y el personalismo. Los turistas, ajenos a esta guerra de poderes, seguían fotografiando el lago Nahuel Huapi, ignorantes de que a pocos metros de sus cámaras, se libraba una batalla por definir qué tipo de democracia tendría Bariloche en los próximos años.

Al final, la reunión se disolvió con más preguntas que respuestas. La silla vacía del intendente quedó como símbolo de una jornada que, como escribiría el propio Tomás Eloy Martínez, "no fue más que un capítulo de esa novela interminable que es la política argentina, donde las ausencias suelen decir más que las presencias".

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