

Por: Bache3000
Hace pocos días, el secretario de turismo volvió a extender la mano: pidió 50 millones adicionales al EMPROTUR. Paradoja: quien prometió un evento "más barato y mejor" ahora golpea la puerta de los mismos a quienes insultó y cuestionó por su manejo de fondos.
La matemática es despiadada: apenas un 30% de lo que antes ofrecía la fiesta. Pero hay algo peor: se perdió la esencia. La Fiesta del Chocolate nunca fue sólo para vender ositos rellenos de dulce de leche; era una plataforma promocional para posicionar turísticamente a Bariloche. Eso se esfumó.
La publicidad llegó tarde y mal. Cuando apareció, fue local. Como si los barilochenses necesitaran que les recuerden que viven del turismo. Y mientras tanto, el evento está a días de comenzar.
"Nunca me apretaron así", confesó un proveedor, derrotado. Con Herrero al frente, la diáspora fue masiva. Los proveedores históricos huyeron y muchos de los nuevos carecen de experiencia para gestionar grandes volúmenes de público. En ediciones anteriores coordinaban 120 auxiliares en seis estaciones para 14.000 personas. Hoy, nada de eso está organizado.
El caos es tal que el personal del EMPROTUR y de la secretaría de turismo está abocado al evento. Una tarea que, se suponía, correspondía a las cámaras chocolateras.
¿Seguridad? Nadie sabe cómo se coordinará a policías, bomberos, ambulancias, personal municipal y de chocolaterías. ¿El vallado? ¿La decoración? ¿La famosa barra más larga del mundo? Todo flota en la incertidumbre. La barra, además, es un punto crítico y peligroso: se mueve mucha gente, y la seguridad debe ser impecable.
La estética 2023:
Y luego está el "Choco Dance". Un baile para niños que más parece fiesta de egresados con DJ Fer Palacios. Atrás quedaron Luis Pescetti y Topa.
Los estudiantes terciarios del ámbito gastronómico, que siempre participaban, "vieron cómo venía la mano" y ya anunciaron su baja.
El dinero presupuestado se esfumó y ahora todo depende de esos 50 millones que pidió a quienes antes ninguneó.
"Más que Willy Wonka, es la versión Willy Jonca", resume un proveedor entre risas nerviosas.
La fábrica de chocolate barilochense parece haberse quedado sin magia. Y sin Oompa Loompas que arreglen el desastre.