

Por: Bache3000
"Colaborador directo", dice la resolución. Dos sueldos básicos de categoría 19 más zona fría, especifica. Pero sobre las funciones concretas, el documento municipal practica un minimalismo extremo: "funciones varias". Un horizonte laboral tan amplio como indefinible.
La trayectoria de Catrigual dibuja una geometría particular en la administración pública local. Durante años estuvo vinculado a la Cooperativa de Electricidad Bariloche (CEB), específicamente en el área de sepelios, hasta que una investigación interna lo dejó en ese limbo administrativo que conocen bien quienes transitan los pasillos estatales: seguir en el cargo sin realmente estar.
"Nadie lo echó, siemplemente dejó de venir. En ese momento Cortés manejaba la CEB", afirman.
"Años sin venir a trabajar", susurran fuentes de la CEB. Desde 2019, aproximadamente. Un período que coincide con la pérdida de influencia de Cortés en la cooperativa y con su etapa en Esquel. Allí, el sindicato de comercio que lideraba Cortés "participaba activamente y tenían figuras que le respondían directamente", hasta que "perdió las elecciones y todo se derrumbó".
La gestión de Carlos Aristegui en la cooperativa terminó con la relación laboral de Catrigual en 2023. Era insostenible. Se llegó a un acuerdo de desvinculación en abril de ese año.
Pero Catrigual apenas tuvo tiempo de "patear una piedrita de la calle para pensar cómo sería su futuro" antes de que una resolución municipal firmada por el intendente lo integrara al esquema municipal. Sin función específica, sin lugar de trabajo conocido, sin certeza sobre si cumple horarios o si simplemente "las realiza desde su casa, sentado en un sillón, mientras el resto del mundo y de los empleados municipales sí lo hacen".
La paradoja se dibuja con trazos gruesos: el mismo intendente que durante su campaña prometió con "encendidos discursos" eliminar a los "ñoquis" de la municipalidad, no sólo no ha concretado despidos visibles en ese sentido, sino que parece estar importando nuevos ejemplares.
La designación, efectiva desde el 31 de marzo de 2025, establece que durará "hasta que el Sr. Intendente disponga lo contrario". Un horizonte temporal tan impreciso como las funciones asignadas, pero con una certeza incuestionable: la remuneración acordada llegará puntualmente a la cuenta bancaria del flamante colaborador.
El mecanismo es muy similar al que hace un mes este medio relató sobre los "verificadores de vereda". Todos están bajo la órbita del intendente. Y no se sabe qué hacen, ni dónde, o cuándo. Y cobran, eso seguro.
Entre tanto, la Secretaría de Capital Humano refrenda la resolución, los sueldos se liquidan y la administración municipal sigue su curso. En algún lugar de Bariloche, tal vez, un ciudadano recuerda aquellas promesas sobre terminar con los privilegios en la gestión pública. Pero el viento patagónico se lleva las palabras y solo quedan las resoluciones, con sus designaciones y sus "funciones varias", documentando el silencioso desacuerdo entre lo que se dice en campaña y lo que se firma una vez en el poder.