Por: Bache3000

La sala del Concejo Deliberante se llenó de preguntas que rebotaban contra las paredes. De un lado los concejales con sus papeles, sus sospechas, la fuerza de quienes buscan respuestas. Del otro, Yanina Sánchez, la asesora letrada del municipio, con un temblor apenas perceptible en las manos que sostenían documentos que —al parecer— no la ayudaban demasiado.

Le preguntaron una vez, dos, tres, sobre ese millón de dólares que nadie entiende por qué fue a parar a la empresa Navtour. ¿Por qué se pagó sin que hubiera juicio por daños? ¿Cómo se calculó la cifra? Le preguntaron de nuevo, como si repitiendo la pregunta la respuesta pudiera cambiar de forma, hacerse comprensible, volverse justificable.

Ella abría la boca, miraba los papeles, hacía ese gesto con la mandíbula de quien está a punto de decir algo definitivo, pero las palabras no llegaban. O si llegaban, no explicaban. Los que la vieron dicen que el nerviosismo era cada vez más visible: las manos, ahora francamente temblorosas; los ojos que evitaban miradas; la voz que bajaba de volumen hasta hacerse casi inaudible.

Gerardo del Río —flojo de argumentos o sabio en la estrategia del pase de pelota— había dicho ya varias veces que "eso lo responderá Sánchez" o "la asesora letrada del cuerpo tiene los detalles". Pero la asesora letrada no tenía detalles, o no quería compartirlos.

Y entonces ocurrió. En medio de otra pregunta —¿la quinta, la décima?— Yanina Sánchez se quebró. Algo se rompió adentro o afuera, quién sabe. Se levantó de golpe, con ese movimiento brusco de quien ya no tolera el peso de estar sentado, y se fue. Sin explicaciones, sin disculpas, sin ese millón de dólares justificado. Quiso salir a tomar aire y no volvió más.

El presidente del Concejo Deliberante, en un esfuerzo por mantener cierta dignidad institucional en el naufragio, dijo a los presentes que la salida se debía a "cuestiones personales". Pero los que estaban allí vieron otra cosa: la huida de quien no puede o no quiere explicar lo inexplicable.

Mientras tanto, un millón de dólares pagados a Navtour siguen sin justificación en los libros municipales. Y una silla vacía en la sala del Concejo parece preguntar más fuerte que todos los concejales juntos. (noticia en desarrollo).