

Por: Bache3000
El Ministerio Público Fiscal señaló recientemente un descenso en la cantidad de delitos en Bariloche. Respaldando esta postura, el comisario general Daniel Bertazzo, Jefe de la Policía de Río Negro, afirmó en un comunicado a los medios que la ciudad "registra una baja en la cantidad de delitos". En sus declaraciones, el funcionario aseguró que "la ciudad no atraviesa un pico delictivo y que los casos recientes están siendo investigados", destacando además el trabajo conjunto con el Ministerio Público Fiscal y la implementación del "mapa del delito".
Sin embargo, cuando estas declaraciones fueron publicadas, inmediatamente surgieron numerosos comentarios de vecinos contando cómo están siendo desalentados por las propias autoridades a denunciar los robos en las comisarías.
Las experiencias relatadas por los ciudadanos revelan patrones preocupantes: desde agentes que recomiendan "conseguirse un perro" en lugar de tomar una denuncia por robo en domicilio, hasta un sistema burocrático que envía a las víctimas de un lado a otro entre distintas comisarías sin concretar el registro de los hechos. Muchos vecinos señalan que han tenido que visitar múltiples dependencias policiales, siendo derivados entre la comisaría 28 y la 42, para finalmente ser citados para otro día por la ausencia del personal encargado de realizar las actas.
La frase que mejor resume la situación es la que un efectivo policial le dijo a un turista que intentaba denunciar un robo: "Andá a contárselo a Baribache", expresión que ha sido interpretada como una muestra del desinterés institucional ante la inseguridad que viven los ciudadanos.
Mientras tanto, desde nuestro medio Bache3000 habíamos publicado recientemente el violento asalto a mano armada a una verdulería de la zona, así como la brutal agresión a dos mujeres, una de ellas embarazada y otra que sufrió la fractura de su nariz como consecuencia del ataque. Estos incidentes evidencian que, contrariamente a las declaraciones oficiales, los episodios delictivos en la ciudad son cada vez más graves y más frecuentes.
Los vecinos han señalado en diversos comentarios que existe un problema fundamental: la gente está dejando de denunciar porque el sistema mismo los desalienta. Sin denuncias formales, los delitos no aparecen en las estadísticas oficiales, creando una falsa sensación de seguridad que no corresponde con la realidad que viven los barilochenses. Algunos residentes incluso mencionan que las autoridades policiales parecen vivir en una realidad paralela, completamente desconectados de la situación que enfrenta la población.
Un aspecto particularmente revelador es la explicación de cómo funciona el sistema estadístico: la jefatura policial gestiona recursos basándose en números, y si las denuncias no se registran formalmente, los indicadores no suben. Esto ha resultado en comisarías con personal insuficiente, donde apenas 5 o 6 agentes cubren turnos completos, perpetuando un ciclo donde cada vez es más difícil realizar denuncias.
Los testimonios recogidos apuntan a que no solo hay una resistencia institucional a registrar las denuncias, sino que los delitos están ocurriendo con mayor frecuencia y violencia. Los ciudadanos relatan esperas de hasta cinco horas para ser atendidos en las comisarías, solo para encontrar que no hay personal disponible para registrar sus denuncias. Otros mencionan haber acudido en tres ocasiones diferentes a dependencias policiales, siendo rechazados cada vez porque supuestamente había "asuntos más importantes" que atender.
El sistema parece estar atrapado en un círculo vicioso: los oficiales desalientan las denuncias, las estadísticas de delitos bajan, y con ellas los recursos destinados a combatir el crimen, lo que resulta en comisarías con personal insuficiente y menos capacidad para atender las denuncias.
Mientras las autoridades celebran una supuesta disminución en las estadísticas delictivas, los vecinos de Bariloche experimentan una realidad marcada por robos cada vez más frecuentes y violentos, y un sistema policial que parece más interesado en mantener las estadísticas bajas que en abordar efectivamente el problema de inseguridad creciente que vive la ciudad.