

Por: Bache3000
La escena tiene algo de película de Scorsese. El tipo que testificó a favor de una empresa contra el municipio ahora aparece como asesor legal de ese mismo municipio para justificar por qué le pagaron casi un millón de dólares a esa misma empresa. Sin juicio previo. Sin determinación de daños. Sin nada.
Domínguez eligió palabras cuidadosas. Habló de "reclamo judicial" y "fallo que consideró que el municipio había actuado de forma arbitraria". Lo que no dijo: ese fallo solo era por el derecho a seguir con el trámite administrativo. Nada de dinero. Ni un peso.
La historia tiene pliegues invisibles que Domínguez no mencionó. Como que Navtour era cliente del estudio AyC, donde él mismo trabaja junto al actual miembro del tribunal de cuentas, Damián Vila. O que ambos fueron testigos contra el municipio que ahora representan.
También olvidó mencionar que el famoso plazo para apelar venció el 12 de diciembre, apenas cinco días después de que asumiera la nueva gestión de Walter Cortés. Curioso descuido.
"El Concejo Deliberante aprobó el acuerdo en su momento", dijo con tono solemne, como si un sello burocrático limpiara todas las manchas. Pero omitió el detalle crucial: solo el presidente del Concejo, Gerardo Del Río, estaba al tanto de esa votación. Un hecho filmado ante la ciudad y reafirmado por el propio Del Río. Los demás concejales han sido claros: nunca se les informó sobre el tema.
Tan evidente fue el escándalo que hasta Del Río aceptó pedir que se frene el pago, algo a lo que Domínguez se opone frontalmente. ¿Lo tiran a la parrilla a Del Río? La pregunta flota en el aire mientras Domínguez reparte responsabilidades lejos de su escritorio.
El elefante en la habitación seguía ahí: ¿por qué pagarle a una empresa que no pagaba impuestos, que no funcionaba, y que no tenía permiso nacional para operar?
Ningún perito determinó daños. Ningún juez ordenó pago. Solo una "Comisión de Transacción" que decidió entregarle 900.000 dólares a la empresa para "evitar juicios costosos". Y otros 90 mil dólatres al mejor amigo de Mike Domínguez. Una empresa que, casualmente, era asesorada por el mismo estudio jurídico del que forma parte el ahora defensor municipal.
Mientras Domínguez hablaba, la ciudad escuchaba con perplejidad. El municipio había puesto a defender el proceso legal al mismo que había testificado a favor de la empresa beneficiada. Como poner al zorro a cuidar el gallinero, pero con fondos públicos.