

Por: Bache3000
Llegó al año y medio. Walter Cortés. El intendente. Un año y medio arrastrando promesas que ya son viejas: el tranvía que no está, las cuatro calles pavimentadas que son apenas cuatro, la maquinaria que sigue mencionando como si la hubiera comprado ayer.
Un año y medio.
La mitad de un mandato que ahora parece largo. Interminable.
13%. Eso dice la encuesta. La encuesta que mandó a hacer él mismo. Trece por ciento de aprobación. Y 45% de negativa dura y pura. Los números no mienten; los números a veces duelen.
La matemática del poder es simple: 13% me votaría, 45% no me votaría nunca. La cuenta que hace el gobierno es transparente: "Si se reparte ese 42% restante entre todas las fuerzas que se presenten, ya no le da, no llega", señalan sus allegados. La sentencia numérica que determinó Vignone después de que el intendente pasara por la posibilidad de contratar encuestadoras de Mendoza, de San Luis. Ninguna tuvo suerte. No quiere cambiar.
El gobierno de Walter Cortés no tiene mito fundacional. No hay relato. Hay una maquinaria comprada hace tiempo, hay cuatro calles con asfalto nuevo. Hay un velodromo que no se techó. Hay loteos que no llegan. Hay alquileres que no bajan.
Los gobiernos municipales son así: empiezan con promesas, siguen con excusas. Al principio era fácil hablar del gobierno anterior. Ahora no. Ahora los problemas son propios porque las promesas fueron propias.
Bariloche espera.
La gente espera.
Los funcionarios también. Antonio Zidar, el experimentado; Camila Tommassone, que viene de la gestión anterior. Refuerzos para un área de comunicación que necesita comunicar algo más que lo obvio: el gobierno está mal. No ayudan algunas figuras: la de Herrero, la principal. El esquema de abogados, tampoco. El caso Navtour, está vez fue punta de lengua popular. Llegó.
Y llega el invierno.
En los pasillos municipales se habla de "relanzamiento". Otro más. Uno nuevo. Ya hubo dos: la investigación de OPS —sugerida por el Tribunal de Cuentas como acción comunicacional— y luego la Hormigonera con el anuncio de inversiones en el Cerro Catedral. Todo fallido. Todo tullido. Todo mal hecho y a destiempo.
El principal problema de Cortés es Cortés.
Mike Dominguez apareció en escena. El abogado. El que defiende a Cortés en el sindicato, en EAMCEC, ante el que se ponga enfrente. Defiende a Cortés del estilo Cortés. Ahora, tuvo que salir de las sombras y jugar con la reglas de las normativas. Los esquemas paralelos no funcionaron antes, y la sugerencia ahora fue la misma para evitar terminar como Omar Goye, revocado, y con quien comparte la causa ARBOS. Poner a Dominguez es apostar fuerte. Es jugar todas las cartas. Es el corazón expuesto ante las luces de lo público.
Carlos Criado sigue ahí. Intocable. Su Berlín.
Y mientras, la gente habla de Navtour. De las compras. De los escándalos que llegaron a sus oídos. El Concejo Deliberante no hace nada determinante, todavía. El Tribunal de Cuentas tampoco, menos. Las instituciones se desacreditan. Pero el odio a la política perdura, porque odiar a la política hoy es fácil. Y el odio, en general, se lo cargan los ejecutivos. ¿Se puede restar menos que 13?
Quedan dos años. Dos años y un poco más.
El invierno está llegando. Como en Juego de Tronos, ese invierno que siempre amenaza y que ahora parece real. No es solo el clima que socava las calles. Es también la paciencia que se agota.
Winter is coming, Walter Cortés. Winter is coming.