

Por: Bache3000
Hay personas que construyen mundos que no existen. Mundos tan reales que podemos caminarlos. Mundos que, como diría aquel, parecen Buenos Aires. Porque son Buenos Aires. Porque alguien —muchos, en realidad— se encargaron de que lo fueran. De que la nieve no fuera solo una idea sino algo tangible, de que las calles dañadas por el tiempo sean las mismas que pisamos cada día. De que el horror de lo conocido se vuelva más efectivo que cualquier monstruo inventado.
¿Cuál fue tu rol en El Eternauta?
"Bueno mi rol en la producción de El Eternauta está relacionado a lo que es 3D y efectos visuales. Hay un... área, un departamento, que se llama VAD, Virtual Art Department, el Departamento de Arte Virtual. Eh... Y dentro de ese rol hubo entre veinte y veinticinco artistas, aproximadamente. Yo fui parte de ese equipo y, eh, yo estaba, inicialmente, en el rol de digital twin. Es donde estuve la mayoría del tiempo, en digital twin. Eeeh. Y, después, colaborando en tareas de, de apoyo para lo que es este... modelado 3D y texturizado. Y, después, por el otro, eh, haciendo Match Move también. Pero, principalmente, hice digital twin."
¿Podrías profundizar en esas tareas que realizaste? ¿De qué se tratan exactamente?
"Sí, en este caso, digital twin, vendría a ser el gemelo digital, es la tarea de digitalizar entornos, ya sea interior o exterior. Puede ser una calle, puede ser una-- la habitación de una casa, por ejemplo. Eh, también se-- puede llegar a ser accesorios, una mesa, una silla, una puerta, un auto, dependiendo de la complejidad y la escala."
En su voz hay una precisión técnica y una pasión contenida. No está recitando un manual, está hablando de lo que construyó con sus manos. Manos digitales, pero manos al fin.
"Las dos técnicas más utilizadas son LIDAR. Son máquinas especializadas para realizar cálculos casi perfectos, prácticamente, a partir de la emisión de un rayo láser que escanea un espacio. Y después está la fotogrametría, es la reconstrucción 3D de un objeto real tangible a partir de un relevo fotográfico exhaustivo, riguroso, donde se logra captar desde prácticamente todos los ángulos, distintas perspectivas, laterales, arriba y abajo."
Imagino un ejército de técnicos recorriendo Buenos Aires, fotografiando cada grieta, cada imperfección que hace que la ciudad sea la ciudad. La perfección de lo imperfecto.
"Esa nube de puntos que parte-- nace a partir de los píxeles que hay de coincidencia entre foto y foto, eh, a partir de ahí logra concretar, a partir de esa nube de puntos, se realiza la geometría, el mesh, los polígonos. Pero en este caso sería un material gris. Justamente ahí es donde está el fuerte de la fotogrametría, porque justamente logra captar también la información de color de la imagen fotográfica, los detalles, las imperfecciones, todo lo que tenga que ver con, con el, el realismo de la imagen."
¿En toda la serie se usaron estas técnicas?
"Estos recursos se usaron en casi todos los capítulos, sobre todo en los exteriores."
Lo dice con la sencillez de quien ha normalizado lo extraordinario. Como si reconstruir una ciudad fuera algo cotidiano. Y quizás para él, después de dos años, lo sea.
En la serie se hace mucho hincapié del trabajo colectivo para sobrevivir, o el "nadie se salva solo". ¿Desde tu área cómo lograron transmitir esa idea?
"Cada quien aporta un granito de arena a algo mayor. Obviamente que hay gente que tuvo muchas más responsabilidades y que... la verdad que hizo un trabajo enorme, pero bueno, fue un trabajo muy colectivo."
Luego enumera a sus compañeros, uno por uno, como si fueran personajes de la historia: Ignacio Pol, Pablo Accame, Daniel Cappelletti, Federico Ledesma, Marina Dumont, Hernan Carreras, Javier Carreras, Nano Rossi, Lucio Anselmi, Leandro Buglioni, Ignacio Espinoza, Mateo Fanola, Stefania Antonoglou, Candela Formigo, Bruno Chiroleu, Facundo Nava, Bruno Scopazzo, Cristian Fieiras, Sebastian Lonegro, Francisco Biancarli. Matias Santiago... La lista es larga. Más de veinte nombres que juntos construyeron un Buenos Aires que nunca existió pero que todos reconocemos.
"Estuve trabajando bajo la modalidad in-house. O sea, iba al estudio presencialmente y tuve la fortuna, la suerte de compartir este tiempo con profesionales de primer nivel. En todos los sentidos, desde a nivel técnico, artístico y hasta a nivel colegas, a nivel humano."
¿Qué fue lo más desafiante a la hora de trabajar?
"Creo que lo más desafiante hay varias cosas pero en este caso siempre enmarco la escala del trabajo, a la hora de justamente hacer Buenos Aires."
Habla de la multiplicidad de recursos que conviven en cada escena: lo real filmado, lo reconstruido digitalmente, los fondos virtuales que se integran como si siempre hubieran estado ahí.
"El desafío es que justamente, por la escala, por el tamaño de lo que se estaba haciendo, poder llegar a reproducir con el nivel de fidelidad, de curiosidad, el nivel de detalle fino que necesitaba el director para poder contar el relato."
Y entonces lo menciona. Lo que hace que Buenos Aires sea Buenos Aires:
"Que se sienta Buenos Aires, que se sienta en las calles, que se sienta que ese es el lugar donde nosotros caminamos en la ciudad y en provincia constantemente, reconocer la parada de bondi, reconocer la vereda rota, reconocer los carteles, las publicidades, reconocer todos esos elementos que estamos viendo todos los días y que tenemos registrado en nuestra cabeza."
La vereda rota. Es casi un detalle poético. La identidad de una ciudad en sus imperfecciones, fielmente reproducidas pixel a pixel.
¿Cómo te sentís con la repercusión que está teniendo la serie?
"La verdad me está tomando de sorpresa. Yo siento que todavía no estoy siendo muy consciente de lo que está pasando. También, bueno, es muy... creo que apenas pasó una semana más o menos desde su estreno. Todavía está muy fresco."
En su voz hay una mezcla extraña de satisfacción profesional y perplejidad. Como si no terminara de creer que aquello en lo que trabajó dos años ahora sea visto por millones.
"Sabía que le iba a ir bien, sabía que iba a ser una obra buena, una obra de calidad. Obviamente yo vi otras producciones del director que me gustan mucho, así que sé que la vara estaba alta, pero en este sentido siento que pasó la expectativa de cualquier tipo de vara que uno tenía."
¿Y cómo "El Eternauta" está impactando culturalmente en el mundo?
"Siento que es como una carta de presentación al mundo de lo que podemos hacer. Si bien a nivel audiovisual Argentina es reconocida, junto con otros países de Latinoamérica como México o Brasil, hay países que tenemos cierto background, un trasfondo audiovisual muy grande, ganadores de premios internacionales, el prestigio de los actores, del equipo técnico, artistas y demás, pero siento que esto marcó, está justamente marcando algo irreversible, son antes y un después."
La entrevista se convierte entonces en una reflexión sobre la adaptación. Sobre qué significa respetar una obra:
"Lo interesante es algo que escuché de Bruno Stagnaro, el director, con respecto a que el cómic original pasaba en 1957 y hablaba sobre el presente de 1957, no hablaba sobre el pasado. Oesterheld lo escribió en un espacio-tiempo actual, en ese momento, en 1957. No habló de una Buenos Aires de 1900. Y eso en algún punto impacta en cómo el lector lo vive, la proximidad que tiene con el espacio, el impacto de la acción, cómo eso lo interpela."
Modernizar para ser fiel. Parece una contradicción, pero tiene sentido.
"Se respetó el espíritu de eso, ya que si se hacía la Buenos Aires en 2025, pero la Buenos Aires de 1950, en realidad no estaba respetando la impronta de Oesterheld, del autor original, porque estaría haciendo una historia del pasado, cuando justamente lo que quiere es respetar el espíritu del autor para traerlo al presente."
¿Tenés algún choluleo para compartir?
"No soy la verdad una persona muy cholula."
Hay una humildad auténtica en sus palabras. Como si todo lo que hizo fuera solo parte de su trabajo, no algo extraordinario. Solo hace una mención a los nervios que sintió cuando conoció al director, Bruno Stagnaro, pero no va más allá. No hay anécdotas de set, no hay secretos revelados.
¿Qué le recomendarías a alguien de Bariloche que quiere hacer lo que vos hacés?
Su respuesta es un manual práctico. Un paso a paso para construir mundos desde cualquier lugar:
"Lo que siempre digo, más allá de si es de Bari, si es de Salta, si es de Formosa, si es de X lugar: encontrá una buena conexión a internet y un celular. Ya podría tranquilamente ponerse a practicar por su cuenta, hacer pruebas. Independientemente del celular, no tiene que ser el último modelo, puede ser un celular promedio."
Habla de tutoriales en YouTube, de información disponible, de aplicaciones gratuitas como Reality Scan. La democracia digital: cualquiera con un teléfono puede empezar a construir mundos.
"Yo incentivaría en ese caso que vaya por ese lado y después, por otro lado, obviamente también hay cursos, también hay maneras de estudiar a distancia conectándose en clases virtuales."
El mundo que construyó este hombre durante dos años ahora existe. Miles lo recorren. Y mientras tanto, él está pensando en el próximo proyecto, en las próximas calles, en la próxima vereda rota que habrá que reproducir con exactitud milimétrica para que una historia de ciencia ficción parezca más real que nunca.