sábado 17 de mayo de 2025 - Edición Nº93

Yo no lo voté | 16 may 2025

EL JUEGO DE LAS SILLAS

Ascenso vertical: de no pisar el directorio a vicepresidente del Catedral

Sergio Herrero pasó un año y cinco meses sin asistir al directorio del Cerro Catedral por su enemistad con el presidente anterior, pero tras cambios políticos en el EAMCEC fue convocado nuevamente y ascendido directamente a vicepresidente. Una historia donde las ausencias se premian, los odios persisten y las decisiones sobre millonarias tarifas se toman entre viejos conocidos del poder local barilochense.


Por: Bache3000

Sergio Herrero nunca iba. Figuraba en los papeles como miembro del directorio del EAMCEC, organismo que administra el Cerro Catedral —ese coloso blanco que mira a Bariloche desde arriba— pero no pisaba las reuniones. La explicación era simple y a la vez compleja como suelen ser las relaciones humanas cuando se cruzan con el poder: no soportaba a Héctor Leguizamón Pondal, el presidente.

El odio es también una forma de vínculo.

La montaña esperaba. La montaña siempre espera. Herrero también.


Las cosas cambian pero siguen igual. Leguizamón Pondal ya no está. La salud —esa variable insobornable que no distingue cargos ni influencias— lo obligó a correrse. Walter Cortés, intendente, movió fichas: nombró a Mike Domínguez como presidente en representación del municipio. Domínguez no era nuevo en el tablero. Antes representaba al sindicato de comercio, ahora representaba al poder municipal. Las personas son las mismas, cambian las sillas.

Después vino Navtour: escándalo, denuncias, titulares. Domínguez sobrevivió. Lo blanquearon como funcionario y lo ratificaron al frente del EAMCEC. El poder a veces no castiga, premia.

Cortés insistió: quiso poner a su hermano. El nepotismo no siempre es sutil en la Patagonia. Pero duró 24 horas: la incompatibilidad —esa palabra larga que a veces funciona— lo eyectó del cargo. Entonces llegó Kathya Alvarado, también del sindicato de comercio. Años como cajera de La Anónima le dieron el currículum necesario para administrar un centro de esquí.

Y entonces, la vuelta del que nunca estuvo.


Sin Pondal en el medio, le pidieron a Herrero que regresara. Que ocupara ese lugar que siempre tuvo pero nunca ejerció. Las tarifas estaban en juego: números que definen millones para la empresa, turistas que llegan o no llegan, empleos que se crean o se destruyen. La economía de una ciudad que depende de una montaña.

Herrero volvió. Y no volvió igual: volvió como vicepresidente. Un año y cinco meses de ausencia y un ascenso. La meritocracia según Bariloche.

Domínguez lo odia, como lo odiaba Pondal. Algunas cosas no cambian.


La reunión fue hoy a las 12:30. Pronto habrá un comunicado institucional sobre tarifas y estacionamiento. Eso acordaron. Lo que no dirá el comunicado es que Herrero pasó de ausente a vicepresidente. El poder no necesita explicar sus contradicciones.

La montaña sigue ahí. La montaña siempre sigue ahí. Herrero también.

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