

Por: Bache3000
Una postal que resume la crisis polítca del oficialismo: mientras Walter Cortés sonreía junto a Daniel Scioli en el lanzamiento turístico de Paraná, en Bariloche sus propios concejales votaban para declarar "persona no grata" al presidente Javier Milei. La imagen no podría ser más paradójica para un intendente que ahora debe explicar por qué sus aliados políticos (Juntos Somos Río Negro) y hasta sus propios alfiles, lo dejaron en offside en plena gestión con Nación.
La estrategia de Cortés roza lo surrealista: hablar de la decisión del Concejo como si no se tratara de sus propios concejales quienes habían votado en favor del proyecto. "Son concejales que utilizan un cargo público para su propia promoción política", declaró, como si estuviera comentando las travesuras de políticos ajenos y no de integrantes de su propio espacio.
Esta demencia fingida se extiende a toda su intervención pública. Habla de "algunos concejales" con la distancia de quien observa desde afuera, cuando en realidad dos de sus tres ediles oficialistas fueron protagonistas directos de la votación que ahora critica.
La votación del Concejo expuso las fracturas internas del oficialismo barilochense de manera brutal. Mientras los concejales del peronismo actuaron en bloque, la bancada de Cortés se fragmentó: Tomás Hercingonja y Gerardo del Río acompañaron el repudio, Mary Coronado terminó hospitalizada por estrés, Facundo Villalba no estaba en la mesa, y solo Samanta Echenique intentó sostener su posición antes de abandonar la sesión.
El resultado: un oficialismo que vota como oposición mientras su líder negocia con el gobierno nacional. Una contradicción política que expone la falta de conducción y disciplina partidaria.
Cortés trató de despegarse, aunque es cierto que es dificil de creer que dentro de su estilo de condución, se puedan escapar este tipo de cosas. "Me duele porque Bariloche no se merece esto". Sin embargo, la pregunta incómoda persiste: si estos concejales son tan irresponsables como los describe, ¿por qué integran su espacio político?
La situación deja al intendente en una posición compleja: desautorizado por sus propios aliados en un tema sensible, obligado a explicar contradicciones que exponen su liderazgo interno, y con una relación con Nación que deberá reconstruir desde una posición debilitada.
La foto de los canapés en Paraná quedará como símbolo de una gestión que perdió el control de su propia bancada en el peor momento posible.