sábado 02 de agosto de 2025 - Edición Nº170

El Bardo de Siempre | 31 may 2025

EL BARILOCHE QUE NO FUE

El verdadero proyecto del Tranvía para Bariloche, que se ideó en 2012

Un esquema técnico integral de metro ligero con cuatro líneas troncales quedó en el olvido, pese a que fue promesa de campaña del intendente Walter Cortés en 2023. Los problemas de transporte que buscaba resolver siguen vigentes más de una década después.


Por: Bache3000

En 2012, cuando los problemas de transporte público en Bariloche ya mostraban signos de saturación, se desarrolló un proyecto técnico completo para implementar un sistema de tranvía urbano que revolucionaría la movilidad en la ciudad. Once años después, en la campaña electoral de 2023, el actual intendente Walter Cortés retomó la idea del tranvía como una de sus promesas centrales. Sin embargo, transcurridos dos años de gestión, el proyecto permanece en el cajón mientras los problemas que intentaba resolver se han profundizado.

El documento original de 2012 no era una idea superficial: constituía un diagnóstico profundo de la movilidad barilochense y una propuesta técnica detallada que contemplaba desde el análisis de usuarios hasta las especificaciones tecnológicas. Curiosamente, sus fundamentos se remontaban a 1914, cuando el geólogo Bailey Willis ya había identificado en su estudio "El Norte de la Patagonia" que la geografía cordillerana "se presta mejor para una línea eléctrica" de transporte.

Los problemas que persisten

El proyecto de 2012 identificaba con precisión los nudos críticos del transporte barilochense que, más de una década después, no solo persisten sino que se han agravado. Los usuarios primarios —habitantes del sector sur que diariamente se trasladan al centro y luego se dispersan hacia el oeste y este para trabajar— siguen enfrentando las mismas dificultades de conectividad.

Los usuarios secundarios del sector oeste y parte del este continúan dependiendo de vehículos particulares, intensificando la congestión vehicular en el microcentro y los crónicos problemas de estacionamiento que cualquier visitante o residente conoce bien.

La propuesta técnica era ambiciosa pero factible. Contemplaba cuatro líneas troncales que partirían de una Central de Transferencia ubicada estratégicamente en la intersección de las calles Miramar y Juan Herman:

Línea Oeste (Troncal A): Correría hasta el kilómetro 9 de la Avenida Los Pioneros, utilizando la banquina sur para optimizar el espacio vial existente. Incluía una subcentral que funcionaría como intercambiador con playas de estacionamiento y líneas alimentadoras.

Línea Centro (Troncal B): Distribuiría pasajeros por el casco urbano central mediante un recorrido por la calle Beschtedt hasta el Paseo de las Colectividades, con ramales transversales por Brown y Anasagasti para abarcar gran parte del área comercial y administrativa.

Línea Este (Troncal C): Conectaría desde el centro hasta la rotonda de Ruta 40N y Héroes de Malvinas, pasando por la Universidad Nacional de Río Negro y el barrio Las Victorias, con proyección hacia servicios aeroportuarios y conexión con Dina Huapi.

Línea Sur (Troncal D): Vincularía los barrios de mayor densidad poblacional del sur con el sistema central, extendiéndose hasta una subcentral en la rotonda de circunvalación y proyectando un ramal recreativo hacia el Lago Gutiérrez.

Tecnología que ya existía en 2012

El proyecto especificaba tecnología eléctrica con unidades de 300 pasajeros de capacidad, estaciones cada 500-600 metros con andenes elevados y sistemas de información integrados. Todo adaptado para personas con discapacidad y diseñado como un sistema abierto que permitiría futuras expansiones.

No era ciencia ficción: ciudades como Mendoza ya operaban sistemas similares, y la tecnología de tranvías modernos estaba consolidada en Europa y otras partes del mundo.

Cuando Walter Cortés incluyó el tranvía en su plataforma electoral de 2023, muchos recordaron aquel proyecto de 2012 y creyeron que finalmente se concretaría una solución integral al caos del transporte barilochense. Sin embargo, dos años después, no hay señales de avance concreto en la iniciativa.

Mientras tanto, los problemas diagnosticados en 2012 se han intensificado: más congestión vehicular, mayor dependencia del automóvil particular, crecientes dificultades para estacionar en el centro, y un transporte público que sigue sin dar respuestas efectivas a las necesidades de conectividad de una ciudad que no para de crecer.

El proyecto del tranvía de 2012 demostró que existía una visión técnica sólida para resolver estructuralmente los problemas de movilidad de Bariloche. La pregunta que queda es si esa visión volverá a salir del cajón o si seguirá siendo solo una promesa más en el largo historial de proyectos postergados de la ciudad.

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