domingo 15 de junio de 2025 - Edición Nº122

El Bardo de Siempre | 14 jun 2025

¿LA CLAUDICACIÓN DE UN SUEÑO?

Puerto San Carlos: 40 años de un sueño portuario convertido en oficinas municipales

Cuarenta años han pasado desde que se concibió el Puerto San Carlos como una ambiciosa obra de desarrollo costero para San Carlos de Bariloche. Ayer, el intendente Walter Cortés inauguró oficinas municipales en el mismo lugar que una vez albergó el sueño de convertirse en el corazón de la navegación turística del lago Nahuel Huapi.


Por: Bache3000

La historia comenzó en 1986, durante la gestión del intendente Comandante Gagliardi, cuando el arquitecto Pablo Masllorens, entonces Secretario de Obras y Servicios Públicos, designó al vecino Domingo Carrasco como Subsecretario de Desarrollo Urbano. "Esta designación, para mí, fue muy importante, habiendo nacido en Bariloche y con esta oportunidad por delante, un gran desafío personal y profesional", recuerda Carrasco.

Cuando una empresa privada manifestó interés en desarrollar el Puerto San Carlos, el gobierno municipal decidió llamar a licitación. El encargo fue claro: diseñar el proyecto y el pliego de condiciones para hacer realidad esta obra. Así nació el Plan de la Costa, un ambicioso programa de desarrollo que contemplaba sectores dedicados a actividades relacionadas con el lago y la costa.

El proyecto se basó en el puerto inconcluso que hoy conocemos como playón de estacionamiento, tomando como referencia el anterior proyecto de la Dirección de Puertos y Vías Navegables, la experiencia de los años en que funcionó el Puerto de Bariloche, y el Plan Medioambiental del Área Urbana y Suburbana de San Carlos de Bariloche de 1978.

La propuesta era integral y visionaria. Se planificó un desarrollo costero que se extendía desde el actual playón de estacionamiento hasta la Casa del Deporte, continuando luego hasta el Club de Caza y Pesca en el sector privado, y finalmente hasta la desembocadura del arroyo Ñireco. La idea era crear pequeños embarcaderos para excursiones de corta duración hacia Villa La Angostura y otros destinos cercanos, áreas de esparcimiento, lugares para bajar embarcaciones menores, y zonas recreacionales con comercio.

El pliego de licitación demandó un trabajo personal intenso, como relata Carrasco: "La realización del pliego me demandó un tiempo personal, ya que el apoyo del personal de planta en ese momento era escaso". Se consultó a funcionarios del Ministerio de Economía de la Provincia de Buenos Aires, quienes habían desarrollado un proyecto similar en las playas de Mar del Plata. "La licitación era 'abierta' a propuesta de los interesados. Es decir, se podrían plantear obras y mejoras, con un plan de inversión y plazo de recupero de las mismas", explica.

Sin embargo, Carrasco ya vislumbraba el principal obstáculo. Al entregar el pliego terminado a las autoridades municipales, les advirtió proféticamente: "Si no se acuerda con Parques Nacionales el manejo del lago en relación con los circuitos turísticos de navegación, este no sirve para nada y será un fracaso".

En 1987, una ordenanza municipal aprobó la licitación, adjudicando las obras del puerto a Emprendimientos Bariloche, un consorcio de empresarios locales. El proyecto fue realizado por arquitectos barilochenses y ejecutado por contratistas también de la ciudad. Todo parecía encaminarse hacia el éxito de esta iniciativa completamente local.

Pero el tiempo demostró que la advertencia inicial era correcta. Las dificultades políticas con Parques Nacionales para que las embarcaciones tuvieran su cabecera en el Puerto San Carlos terminaron por hacer naufragar el proyecto. Sin poder generar los ingresos necesarios para recuperar las inversiones realizadas, el emprendimiento quedó sin sustento económico.

La situación se deterioró tanto que el municipio inició acciones judiciales contra la empresa por incumplimientos contractuales. Durante muchos años, los barilochenses pudieron observar una obra abandonada, testimonio silencioso de un sueño que no pudo materializarse.

El puerto nunca llegó a ser lo que se soñó. Como lamenta Carrasco: "El puerto no pudo ser… tampoco tuvimos la oportunidad de generar un área de Cultura, como en tantos lugares, Frutillar en Chile, Sala de Conciertos y Actividades Culturales; Sídney, Australia, Opera House y tantos otros ejemplos de aprovechamiento de la costa con las vistas privilegiadas que tenemos".

Durante la inauguración de las oficinas administrativas, el actual intendente Walter Cortés reconoció esta compleja historia: "Este Puerto en la historia tuvo sus idas y sus vueltas, muchas cosas pasaron acá… desde ilusiones hasta muchas veces la antipatía de los que manejan Parques Nacionales para no hacer que venga un solo barco a este puerto".

Estas palabras resuenan con la reflexión de Domingo Carrasco, quien fuera el artífice original del proyecto: "hemos sido víctimas una vez más de la 'máquina de impedir o de favorecer', la cual ha funcionado eficientemente, unas veces acá, otras veces en la Provincia y otras en Nación".

Hoy, cuarenta años después, Carrasco reflexiona sobre el destino final de su proyecto: "La realidad hoy, una obra que nació para un destino la vemos cumpliendo otras funciones para las cuales, nunca fue pensada, y esto también, es parte de nuestra 'Historia'". Las oficinas municipales que ayer inauguró el intendente Cortés representan una adaptación pragmática a las circunstancias, pero también un recordatorio de las oportunidades perdidas.

La historia del Puerto San Carlos es, en definitiva, la historia de un sueño portuario que encontró su destino en la burocracia administrativa. Es parte de la historia de Bariloche, con sus ambiciones, sus frustraciones y su capacidad de adaptación. Mientras las oficinas municipales comienzan a funcionar en este emblemático lugar, la costa del lago Nahuel Huapi sigue esperando el desarrollo que una vez se imaginó posible.

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