

Por: Bache3000
El conflicto comenzó cuando Q.A.H., de 15 años, se hizo amiga de una compañera de escuela el año pasado. La madre decidió alejar a su hija de esa amistad al descubrir que salían a "klandestinos" a escondidas. "Yo le dije que no era buena amiga, que se alejara de ella", relató E.L.H. Sin embargo, cuando su hija comenzó a distanciarse, surgieron acusaciones de que quería "quitarle el novio" a la ex compañera, desatando una persecución sistemática.
La situación escaló cuando la adolescente agresora comenzó a amenazar a Q.A.H. con golpearla a la salida del colegio. Esto obligó a la madre a cambiar a su hija del colegio 605 al 33, pero la persecución continuó. "Averiguó dónde estaba y la fue a esperar afuera de la escuela con cuatro chicas más para pegarle", explicó la denunciante. Solo la intervención del director del establecimiento educativo evitó la agresión, debiendo llamar a la policía para que las agresoras se retiraran.
Los episodios de acoso continuaron a través de redes sociales, donde la menor enviaba mensajes amenazantes y "notitas por Instagram" que otros compañeros capturaban y enviaban a Q.A.H. como advertencia. La familia de la víctima intentó hacer una denuncia, pero les fue rechazada por tratarse de una menor de edad.
El punto más grave llegó el lunes 9 de junio cerca de las 23:40 horas, cuando los tres hermanos salieron a comprar a un negocio en Ruta 40 y Charcao. Al regresar, se detuvieron en una garita donde A.A.H., de 25 años, se quedó fumando junto a sus hermanas Q.A.H. y Y.V.H., de 17 años. En ese momento apareció una camioneta 4x4 gris con cuatro ocupantes: los padres de la menor agresora, ella misma y una prima.
Lo que siguió fue una agresión brutal y desproporcionada. Según consta en la denuncia penal con legajo MPF-BA-03579-2025, el padre de la menor agresora atacó a A.A.H. con un caño de metal de aproximadamente un metro de largo, color amarillo, que parecía ser un caño de gas. El joven recibió el golpe en la cabeza, quedando aturdido y sin reaccionar, requiriendo posteriormente puntos de sutura.
Simultáneamente, la madre y la hija menor de edad se abalanzaron sobre Q.A.H., de 15 años, golpeándola y pateándola. Cuando Y.V.H. intentó defender a su hermana, fue atacada por la prima de la agresora, recibiendo también golpes del padre y la madre adultos. "Los padres, siendo adultos, le pegaron a mis hijas", enfatizó la denunciante con indignación.
El certificado médico detalla las lesiones sufridas: A.A.H. presentó un corte en la ceja izquierda que requirió sutura, inflamación en el párpado, y problemas de visión en el ojo izquierdo que le impiden trabajar. Y.V.H. recibió patadas y golpes de puño, quedando tirada en el piso, pero sin lesiones visibles en el rostro. Q.A.H., la menor de 15 años, resultó con heridas que sangraban, siendo la más afectada visualmente del ataque.
Tras el ataque, la familia se dirigió desesperada a su domicilio y llamó a la policía. Los efectivos los derivaron directamente a la Fiscalía para agilizar el proceso. Allí se realizó la denuncia penal y se solicitó una orden perimetral, pero hasta la fecha de la grabación del audio no había sido otorgada.
La escalada no terminó con la agresión física. Hernández reveló que después del ataque, su hija menor recibió una amenaza de muerte a través de un mensaje que decía "te voy a pegar un tiro", lo que ha llevado el caso a un nivel de extrema gravedad.
La situación ha obligado a esta madre soltera a retirar a todas sus hijas del colegio, incluyendo a una cuarta hija de 13 años que no estaba involucrada en el conflicto original. "Esta compañera nos conoce a todos, entonces para evitar más conflictos, porque quizás si no encuentra a mi hija de 15 puede ir a buscar a mi otra hija", explicó su decisión.
La familia vive actualmente en estado de terror. "Mis hijos están asustados, viven con miedo. Salen a la calle y están mirando por todos lados", describió la madre de las víctimas. Ha solicitado apoyo psicológico a través de la Fiscalía, pero le informaron que debe esperar debido a la alta demanda de profesionales.
Desesperada por encontrar seguridad, la madre ha intentado mudarse de domicilio, pero la situación económica se lo impide. "No encuentro alquileres, están muy caros, no me llega, no llegó a pagar. Yo soy madre sola", explicó. También pidió que patrulleros policiales pasaran ocasionalmente por su domicilio, pero tras más de una semana del pedido, no ha recibido ningún tipo de custodia.
El caso presenta todos los elementos de una persecución sistemática que escaló hasta convertirse en violencia familiar grupal, donde adultos agredieron a menores de edad. La madre de las víctimas hace un llamado urgente a las autoridades provinciales y la justicia para que protejan a sus hijos, quienes ahora enfrentan amenazas de muerte mientras continúan sin escolarizarse y viviendo con miedo constante.
La denuncia penal ya fue radicada ante la Fiscalía, y existe documentación médica que certifica las lesiones sufridas, pero la familia aguarda medidas concretas de protección mientras teme por su seguridad e integridad física.