sábado 21 de junio de 2025 - Edición Nº128

Sólo el vecino salva al vecino | 20 jun 2025

DENUNCIA ANÓNIMA

El baribache está fuera de línea, se ve que alguien se enojó

Nos denunciaron. Alguien no soportó que en @baribache dijéramos lo que pensamos sobre Bariloche, que publicáramos opiniones a favor y en contra, que el pueblo se expresara sin filtros. Meta suspendió nuestra página y ahora esperamos su veredicto mientras seguimos comunicándonos por @Bache.3000. Nacimos para hablar de los baches de la ciudad, pero el bache más jodido resultó ser el que nos pusieron en la boca.


Por: Bache3000

Alguien se ofendió. Alguien no soportó que los vecinos hablaran, que dijeran lo que pensaban sobre su ciudad podrida de baches y promesas que nunca llegan. @baribache, esa página que era como un bar de barrio donde todos podían putear o celebrar por igual, fue denunciada. Cayó como caen las cosas buenas en este mundo: por la denuncia de algún cobarde que no firmó su nombre.

Era una joya comunicacional, decían. De los vecinos, para los vecinos. Qué hermosa frase para un epitafio digital. Porque eso es lo que tenemos ahora: un epitafio. Meta decidirá si resucita o si queda enterrada para siempre bajo las regulaciones de la gran máquina.

Bariloche es así: tapizado de baches y promesas incumplidas. Y había una página que lo decía sin anestesia, que publicaba opiniones a favor y en contra del mismo tema, porque así es la vida real, así es una ciudad real, así son los vecinos reales cuando no tienen miedo de hablar.

El bachesin descansa ahora. No era lo que querían, pero es lo que hay. Pueden escribir a @Bache.3000, si es que todavía quieren decir algo, si es que todavía tienen ganas de luchar contra el silencio impuesto.

Un tropezón no detiene a una comunidad, dijeron. Nacida de los baches, unida por los baches. Qué ironía más perfecta: una comunidad que se junta para hablar de los hoyos de su ciudad y termina cayendo en el hoyo digital de la censura.

Nos vemos, si el Dios Zucky quiere. Esa es la realidad ahora: dependemos de un algoritmo, de una denuncia anónima, de la voluntad de una corporación que decide quién puede hablar y quién debe callarse.

La ciudad sigue igual, con sus calles rotas y sus funcionarios sordos. Pero ahora también perdió una voz, una de las pocas que gritaba fuerte. Y en el silencio que queda, solo se escucha el ruido de los autos esquivando baches, como siempre, como si nada hubiera pasado.

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