

Por: Bache3000
Hay días que marcan la historia del fútbol mundial, y el 22 de junio de 1986 fue uno de ellos. Pero detrás de la épica jornada que enfrentó a Argentina con Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de México, se escondía una anécdota que pocos conocían hasta ahora.
Roberto Mariani, histórico formador que integraba el cuerpo técnico de Carlos Bilardo, fue testigo privilegiado de los momentos previos al partido más recordado de Diego Armando Maradona. Según su testimonio, recogido en el libro "El partido" de Andrés Burgo, el astro argentino se despertó más temprano que de costumbre en el predio del América de México.
"Se quedó boludeando un rato, compartía el cuarto con Pasculli. En un momento dijo: 'Tengo unas ganas de comerme un sánguche de mortadela'", relató Mariani. Una petición curiosa para quien estaba a punto de protagonizar uno de los momentos más gloriosos del fútbol argentino.
Pero lo que realmente llama la atención es la premonición que el "Pelusa" compartió con sus allegados. Diego había contado a sus hermanos Lalo y el Turco sobre una jugada específica que tenía en mente: se recostaría sobre la derecha, encararía, dejaría rivales en el camino y definiría al segundo palo. "Tengo unas ganas de hacerle un gol de esos a los ingleses", había dicho.
La confianza de Maradona llegaba al punto de apostar el resultado. Al médico del plantel, Raúl Madero, le confió que había soñado que haría dos goles. Incluso le propuso una apuesta a José Luis Brown, asegurando que Argentina ganaría 2-1 con dos goles suyos.
"¿Podés creer que Diego había dicho antes del partido que ganábamos 2 a 1 y hacía los dos goles?", reveló posteriormente el "Tata" Brown a la revista Sólo Fútbol.
Del lado inglés, la preparación fue notoriamente deficiente. Terry Fenwick, defensor de Inglaterra, confesó años después su sorpresa por la falta de análisis táctico específico sobre Maradona. "Yo esperaba que el técnico nos detallara cómo íbamos a marcar a Maradona hombre a hombre, pero Sir Bobby tenía otras ideas: la orden era marcarlo colectivamente", explicó.
Bobby Robson, el entrenador inglés, solo le advirtió a Fenwick que Maradona tenía un pie del que debía estar atento, pero sin explicar la real dimensión del talento del argentino. "Tuvimos reuniones para hablar del partido, pero Bobby nunca fue de hacer demasiados análisis tácticos", completó Glenn Hoddle en su biografía.
El resto es historia conocida. Maradona convirtió sus dos goles pronosticados: primero la polémica "Mano de Dios" y luego el "Gol del Siglo", donde gambeteó a seis jugadores ingleses en 61 metros de recorrido puro.
Años más tarde, en una entrevista con Infobae, el propio Diego reflexionó sobre aquella jugada: "Siempre que veo la jugada le encuentro algo nuevo, la mala salida de Shilton o el pase del Negro Enrique". También reconoció la importancia del contexto: "A una selección como Brasil, Uruguay o alguna otra potencia como Alemania o Francia, creo que no le hubiese podido hacer el gol, porque me hubiesen bajado antes".
A 39 años de aquella tarde inolvidable en el estadio Azteca, la historia del sándwich de mortadela como "combustible" para la eternidad futbolística sigue siendo un detalle fascinante de uno de los días más gloriosos del deporte argentino.
La genialidad de Maradona no solo se manifestó en el campo de juego, sino también en su extraordinaria capacidad de visualizar y materializar sus sueños futbolísticos. Todo comenzó con un simple desayuno y la extraña certeza de que la historia lo estaba esperando.