viernes 27 de junio de 2025 - Edición Nº134

El Bardo de Siempre | 26 jun 2025

MONUMENTO A LA TENACIDAD

Centro de Abuelos La Paloma: Una lucha diaria contra la indiferencia

En el barrio Arrayanes, donde el frío se hace sentir con más fuerza estos días, Marta lleva adelante una batalla silenciosa. Como referente del Centro de Abuelos La Paloma, esta mujer de Diagonal Gutiérrez en Bella Vista II sabe lo que significa poner el hombro cuando otros miran hacia otro lado.


Por: Por Martín Pargade

La historia se repite como un eco: "Vos vas por algo y te dicen, no hay presupuesto". Esa es la respuesta que encuentra Marta cuando toca las puertas de la municipalidad. Una frase que se ha vuelto tan común como el frío de estos días de junio en Bariloche.

El centro tiene más de 20 años de historia, pero los últimos tiempos han sido especialmente duros. La pandemia fue un golpe del que aún no se recuperan completamente. Entre 2019 y 2022, cuando todo estuvo cerrado, la gente se dispersó. Algunos se acostumbraron a ir al centro de abuelos de Bariloche centro, incluso pagando colectivo, prefiriendo pagar por servicios que acá tienen gratis.

"Pude recuperar esto en el 2023, y todavía estoy luchando para que vengan", cuenta Marta con esa mezcla de cansancio y determinación que caracteriza a quienes no bajan los brazos. El espacio había quedado destruido: sin luz, sin gas, lleno de escombros. Hubo que pintar, arreglar, limpiar. Todo a pulmón, como siempre.

Hoy el centro funciona con cuatro o seis personas regulares. Tienen talleres de nutrición, panadería, tai chi, telar. Los lunes y viernes se unen las maestras del jardín Eva Perón para hacer frazaditas. El CAT 7 aporta con panadería y trae gente de otros barrios, lo que Marta celebra: "me parece fantástico que todo el mundo se una".

La relación con la municipalidad se limita a lo básico: ellos pagan la luz, el centro se las arregla con el resto. "Si se rompe la canilla de la cocina, la compramos nosotros", explica Marta, que también debe lidiar con el deterioro de las instalaciones. En una de las paredes hay un mural de una mujer, pintado hace años por el concejal Gerardo Ávila junto a un grupo de jóvenes como homenaje a Mirta Altamirano, la anterior presidenta del centro. "Está bastante deteriorado y habría que cambiarlo, pero no nos da el presupuesto".

A esto se suma la falta de recursos para programas sociales. Marta tiene comunicación con PAMI y el Ministerio de la Provincia, pero las ayudas son insuficientes. "Me daban 5 módulos alimentarios, yo con 5 módulos no hago nada, el barrio es grande. Le doy a 5 y dejo 15 colgados", describe la realidad que enfrentan día a día.

El trabajo es ad honorem, por supuesto. "Acá no se cobra un peso", aclara Marta, quien reconoce el desgaste: "Es desgastante y yo estoy un poco cansada". A veces hasta llegar al centro le resulta complicado cuando el auto se rompe o su marido no puede traerla desde Bella Vista II.

Pero Marta conoce el barrio como pocos. Durante años repartió pan con su hija, entregando lo que sobraba de las panaderías. "Nosotros pateamos el barrio", dice con orgullo. Los médicos que la conocen le mandan gente, aunque pocos llegan finalmente al centro.

La paradoja es evidente: hay actividades, hay espacio, hay ganas, pero la gente no viene. Prefieren viajar al centro y pagar antes que aprovechar lo que tienen cerca y gratis. Mientras tanto, Marta sigue poniendo el hombro, como siempre lo hizo, esperando que algún día la indiferencia ceda ante la necesidad de comunidad.

En este rincón de Bariloche, donde el frío se siente más intenso, el Centro de Abuelos La Paloma resiste. No con grandes gestos, sino con la tenacidad de quienes entienden que a veces la lucha más importante es la que menos se ve.

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