

Por: Julieta Santos
Antes del encuentro, charlamos con él sobre los ejes centrales del diálogo que viene a compartirnos.
La invitación de este viernes en Bariloche, que Gente Nueva abre a toda la comunidad barilochense, es a pensar la educación como un recomienzo. En tiempos políticos tan hostiles para nuestro campo, donde hace falta cuidarse y cuidarnos, ¿por dónde empezamos?
La invitación a pensar la educación como un recomienzo, no hace más que recordar que la educación siempre ha cumplido a lo largo de la historia, y no sólo a la historia moderna, una tarea ardua, difícil, grave, de recomenzar después de crisis, de dictaduras, e masacres, después de situaciones de extrema dificultad económica, social, cultural. Ha sido siempre aquella que ha abierto las puertas a todo aquello que el mundo había destruido o había transformado equivocadamente.
¿Cómo se vincula esta idea con la dimensión narrativa de la educación?
El recomienzo es narrativo, es volver a pensar eso de desde dónde comenzamos, cuál es el comienzo. La narración tiene este aspecto del “había una vez”, incesante, infinito, eterno, y por lo tanto pensar lo educativo como recomienzo tiene que ver con una artesanía, no con una técnica.
Vos solés referirte al trabajo educativo como un oficio. ¿Qué características tiene este oficio, en tu perspectiva?
Nuestro oficio, el de ser educadores, educadoras, tiene un sentido artesanal, tiene un sentido de elaboración y reelaboración permanente, de lo no concluido, de lo nunca acabado, de esa materia informe que siempre está buscando su forma. Cuando digo oficio quiero decir tres o cuatro cosas que me parecen trascendentes. Una es que el oficio se define por hacer bien las cosas, y ese bien tiene que ver con lo bueno, con lo verdadero, con lo justo, con lo igualitario, con lo comunitario. Tiene que ver con que entre lo que hacemos y quienes somos no hay diferencia, y eso nos distingue de otros oficios o de otros trabajos o de otros empleos. Esa indistinción entre quiénes somos y qué hacemos. Pero por otro lado, es un oficio no individual sino colectivo.
¿Qué papel juegan las instituciones educativas en este planteo?
Las instituciones educativas tienen que brindar no solo una batalla contra esas desigualdades iniciales, sino ofrecer generosa y éticamente posibilidades de multiplicar destinos o de que el destino no esté amarrado a los nacimientos. No estoy planteando un comienzo fortuito de punto cero, porque ya hay biografías, ya hay historia, ya hay vida.
¿Cómo se relaciona esto con la dimensión colectiva de la educación, con las pasiones alegres, con la pulsión de vida?
Pese a la precariedad en la que vivimos, este oficio encuentra siempre el modo de rescatar la alegría, las ganas de vivir, la relación distinta con el mundo, en el cual reverbera no solo la humillación, no solo la violencia, no solo el odio, sino también lo que vale la pena ser vivido, lo que vale la pena ser conocido, lo que vale la pena ser aprendido, lo que vale la pena ser guardado, atesorado. Todo esto hace que nuestro oficio sea también el oficio de la memoria, de guardar, de cuidar, de conservar y de seguir siendo.
***
La actividad es organizada por la Fundación Gente Nueva, que cuenta con escuelas en distintos niveles educativos y desarrolla su propuesta educativa desde hace muchos años en la localidad. En diálogo con María Riera, coordinadora de la propuesta educativa de Gente Nueva, nos comparte la necesidad de estos espacios de reflexión como usinas de encuentro, donde puedan confluir "muchos, muchas educadores en un mismo tiempo de pensamiento y conversación colectiva", considerando que "la presencia tiene un plus que lo hace más potente" frente a formaciones que quedan "a solas" o "de modo virtual".
El encuentro se realizará a las 17.30 hs en Tarragó Ros 350, Barrio Virgen Misionera, en el gimnasio de la Escuela Secundaria “Amuyén”. No requiere inscripción previa y quienes participen podrán colaborar con un bono contribución en el lugar.
Para más información, pueden comunicarse a [email protected]