

Por: Bache3000
Hoy es 9 de julio, día de la independencia, y aquí estamos en Bariloche, tomando un café barato y mirando cómo el intendente inaugura por tercera vez el mismo pedazo de asfalto. Tercera vez, carajo. La misma calle 9 de julio que ya inauguró el 17 de marzo con Daniel Scioli, después otra vez con el gobernador Alberto Weretilneck, y ahora de nuevo.
Es como ver a un borracho que cuenta la misma historia toda la noche en el bar. Cada vez más patético, cada vez más desesperado por impresionar a alguien que ya no le presta atención.
Dos años de gestión y lo único que tiene para mostrar es 8 cuadras de pavimento. Pavimento que ni siquiera es suyo, que inaugura como si fuera Dios creando el mundo por primera vez cada mañana. Mientras tanto, los pozos se multiplican en el resto de la ciudad como hongos después de la lluvia, y la ciudad se desangra en promesas que se evaporan como el humo del vertedero.
Ah, pero las promesas. Qué hermosas eran al principio: el tranvía que nunca llegó, el transporte arreglado que sigue siendo una mierda, el vertedero que apesta igual que siempre, los 2000 lotes a 27 mil pesos que resultaron ser otro cuento de hadas para adultos crédulos. Y las becas de la ecotasa, ilegales desde el primer día, como un beso robado que sabe a remordimiento.
La pileta municipal sin tierra asignada es poesía pura. Es como prometer el cielo sin tener escalera. El velódromo techado, las miles de calles pavimentadas "fácil, rápida y práctica" - palabras que flotan en el aire como cenizas de sueños quemados.
Pero ahora viene lo mejor: el referéndum. Diez preguntas que demuestran más incompetencia que vocación democrática. Es una declaración de su propia impotencia. Preguntas sobre proyectos que él mismo no presentó, que no hizo avanzar, incluso con presupuesto aprobado. Es como preguntar si queremos respirar o si nos gusta el sexo. ¿Quién va a decir que no al pavimento? ¿Quién quiere vivir entre pozos, romper su auto, caminar entre charcos como un pingüino borracho?
Es como hacer una consulta para preguntar si queremos recuperar las Malvinas. Todos vamos a estar de acuerdo, pero no sirve que lo votemos. Los fallos de la justicia no se cambian por referéndum, así como no se cambia el resultado de una guerra.
Y claro, el referéndum no lo mandó por resolución porque no se puede. No así, no de esa manera. Pero él dice que eso es democracia. Qué curioso concepto de democracia: cuando los concejales piden que lleve proyectos para tratarlos, son "palos en la rueda". Cuando los vecinos opinan distinto, molesta. Cuando sus propios abogados cobran honorarios millonarios por estar de los dos lados del mostrador, eso sí que no se consulta.
La ciudad parece que solo fuera la calle 9 de julio. Lo demás no existe. No hay obras nuevas, no hay inauguraciones reales. Hasta las que hace son de la gestión anterior, como el puente Wiederhold o el Gimnasio del 13 km. Es como un actor que se pone medallas ajenas y espera aplausos.
Mientras tanto, la vida sigue. Los pozos crecen, las promesas se pudren, y el humo se multiplica a granel. La angustia no nos mata porque ya estamos medio muertos, anestesiados por tanta mentira repetida.
Feliz día de la independencia, barilochenses. Que la realidad no nos aplaste del todo. Que todavía nos quede algo de dignidad para reírnos de esta farsa antes de que sea demasiado tarde. Qué la imagen de nuestros patriotas, caiga encima de tanta mediocridad. Salud.