

Por: Martín Pargade
Un incendio devoró durante la madrugada una casa abandonada en la calle Anasagasti al 800, donde personas sin hogar habían encontrado refugio contra el frío. Las llamas comenzaron cerca de las dos de la mañana, cuando alguien encendió fuego para calentarse en el interior de la vivienda deshabitada.
La dueña, una mujer de 79 años que llegó al lugar tras ser notificada, confirmó que la propiedad permanece vacía desde hace tiempo. Conocía la presencia de intrusos que buscaban cobijo nocturno entre sus paredes. Muchos de ellos, según relató, se reunían allí para beber y varios habían convertido el lugar en su refugio habitual.
El fuego se extendió rápidamente por la estructura de material, causando daños considerables. Las llamas iluminaron la madrugada mientras los bomberos del cuartel Centro trabajaban para controlar el siniestro. Junto a ellos, efectivos policiales, personal de Protección Civil y operadores de Camuzzi y la CEB se desplegaron en la zona.
No hubo heridos. Cuando el fuego se extinguió, quedaron los restos carbonizados de lo que había sido un techo para quienes no tenían otro lugar donde pasar la noche. La casa, que alguna vez fue hogar de una familia, terminó convertida en cenizas por la necesidad de calor de quienes la sociedad había dejado a la intemperie.
En las calles de Anasagasti, el humo se disipó con las primeras luces del alba, pero el problema de fondo permanece: personas que buscan refugio en edificios abandonados, arriesgando sus vidas para sobrevivir a las noches frías.