miércoles 16 de julio de 2025 - Edición Nº153

El Bardo de Siempre | 13 jul 2025

El referéndum es de cagones

El Bache tiene huevo y se la juega: los 10 temas que Bariloche debería votar de verdad

Mientras el debate político se enfoca en consultas menores, "El Bache" propone ir al hueso: diez temas fundamentales que realmente deberían someterse a referéndum popular en San Carlos de Bariloche. Porque la democracia participativa no puede limitarse a cuestiones superficiales cuando la ciudad enfrenta problemas estructurales que requieren decisiones de fondo.


Por: Bache3000

¿Votar para cortar unos pinos? Dale... ¿Votar para que haya más lotes sociales cuando no se generó NI UNO EN DOS AÑOS cuando se suponía que ya estaban negociados y valían 27 mil pesos? ¿Aprobar un plan vial que YA TIENE PRESUPUESTO? ¿Aprobar la ecotasa, que ya tiene un fallo que dice: sólo hay que presentarla de otra forma? ¿Construir una pileta? jajajaja (perdón la carcajada, Walty), ¿Terminar el Centro de Convenciones? dale... jajaja. Es como decir: votemos por recuperar las Malvinas. ¿Quién va estar en desacuerdo? ahora bien: ¿un referendum lo resuleve? NO, Walty. 

Querés gastar plata cuando hace un año y medio votamos lo que propusiste. ¿Por qué mejor no lo hacés? ¿Ahora querés votar por unos pinos? llevás dos años de mandato, querido.

No nos queremos calentar. Por eso, te ayudamos a votar cosas que realmente son importantes, y que fueron parte de tu campaña política.

El traslado del vertedero encabeza la lista de prioridades reales. Hace un año y medio, la propuesta de Walter Cortés obtuvo respaldo ciudadano, pero el tema sigue en stand by. El actual basural no solo representa un problema ambiental sino también urbanístico, limitando el crecimiento ordenado de la ciudad. La ciudadanía ya se pronunció, pero falta voluntad política para ejecutar una decisión que impacta directamente en la calidad de vida de todos los barilochenses.

La reconfiguración del transporte público representa otro desafío urgente. El sistema actual no responde a las necesidades de una ciudad que creció y se transformó. Nuevas rutas, costos reales y subsidios necesarios son variables que deben definirse con participación ciudadana. La pregunta central es cuánto dinero público se debe invertir para que el transporte funcione de verdad, no como parche temporal sino como solución estructural.

El tope de contratados del ejecutivo toca un nervio sensible del gasto público. La gestión actual superó en personal contratado a todas las anteriores, sin que esté claro qué función cumplen muchos de estos empleados. El patrimonio municipal no es botín político, y la ciudadanía tiene derecho a saber cuántos puestos son realmente necesarios y establecer límites claros para evitar el clientelismo disfrazado de gestión.

La responsabilidad monetaria de los funcionarios apunta a generar consecuencias reales por las decisiones que toman con el dinero de todos. Que un funcionario pueda autorizar pagos millonarios a empresas fantasma sin asumir responsabilidad personal es inaceptable. La propuesta implica que quienes deciden sobre el erario público respondan con su patrimonio personal durante dos años después de dejar el cargo, transformando la gestión en compromiso personal.

El tema Uber requiere un enfoque integral que vaya más allá de la simple habilitación o prohibición. La consulta debería centrarse en qué condiciones de seguridad y trabajo deben cumplir todos los vehículos que transportan pasajeros, independientemente de si usan aplicaciones o no. El objetivo es garantizar que los barilochenses viajen seguros y que todos los trabajadores del transporte compitan en igualdad de condiciones.

El presupuesto para vivienda social representa una emergencia que requiere definiciones claras. El déficit habitacional no se resuelve con medidas cosméticas sino con inversión real en terrenos y construcción de viviendas sociales. La ciudadanía debe decidir qué porcentaje del presupuesto municipal se destinará a resolver este problema estructural que afecta a miles de familias.

El loteo del Cerro Catedral plantea un dilema entre desarrollo privado y planificación urbana. La empresa puede querer hacer el loteo según sus intereses comerciales, pero la ciudadanía tiene derecho a opinar sobre cómo se desarrolla uno de los sectores más importantes de la ciudad. El consenso entre todos los actores urbanos debería ser requisito obligatorio para cualquier proyecto de esta magnitud.

Las sanciones al intendente por comportamientos violentos o incumplimiento de ordenanzas éticas no pueden quedar en meros gestos. Si existen normativas sobre conducta de funcionarios, deben aplicarse con consecuencias reales. La ciudadanía debería decidir si las multas son suficientes o si se requieren sanciones más severas para quienes representan a la ciudad.

La inversión en tránsito y descentralización necesita un porcentaje específico del PBI municipal para generar cambios reales. El caos vehicular y la concentración de servicios en el centro no se resuelven sin inversión significativa en infraestructura y planificación urbana. La pregunta es qué sacrificio presupuestario están dispuestos a hacer los barilochenses para solucionar estos problemas de fondo.

La continuidad del intendente cierra la lista con la consulta más política pero quizás más necesaria. Después de promesas incumplidas y gastos millonarios para evitar asumir responsabilidades de gobierno, la ciudadanía debería pronunciarse sobre si quiere que esta forma de gestión continúe. No se trata de partidismo sino de evaluar resultados concretos y decidir si el rumbo actual sirve a los intereses de la ciudad.

Estas diez consultas van al corazón de los problemas reales de Bariloche. Mientras el debate político se dispersa en temas menores, los ciudadanos enfrentan diariamente las consecuencias de decisiones que se toman sin su participación. Un referéndum serio debería abordar estas cuestiones fundamentales, no servir como cortina de humo para evitar responsabilidades de gobierno.

La democracia participativa requiere coraje para someter las decisiones importantes al escrutinio ciudadano. Los referéndums de verdad no buscan legitimidad fácil sino compromiso real con las soluciones que la ciudad necesita.

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