Por: Bache3000

Los estacionamientos del centro de esquí muestran una intensa actividad turística, con decenas de micros escolares y vehículos particulares que trasladaron durante la madrugada a cientos de estudiantes y turistas extranjeros hasta la base de la montaña. Las imágenes captadas en las primeras horas del día evidencian la persistente popularidad del destino, especialmente entre grupos de estudiantes en viaje de egresados y visitantes internacionales que eligieron la Patagonia argentina para sus vacaciones de invierno.

Sin embargo, el panorama montañoso presenta un contraste marcado entre la demanda turística y las condiciones climáticas. Los picos nevados del Cerro Catedral lucen con manchones blancos dispersos sobre las laderas pardas, donde la cobertura nivosa resulta notoriamente insuficiente para una fecha en la que tradicionalmente el manto blanco debería dominar el paisaje.

La actividad en la base del cerro es intensa. Grupos de jóvenes esquiadores se preparan con sus equipos coloridos mientras esperan el transporte hacia las pistas habilitadas. Los operadores turísticos trabajan a pleno para organizar el flujo de visitantes, aprovechando cada centímetro de nieve disponible en las cotas más altas de la montaña.

Desde el mirador que domina el valle, la vista panorámica revela un Bariloche que mantiene su atractivo turístico más allá de las condiciones climáticas adversas. Los hoteles y complejos ubicados en la zona muestran buena ocupación, mientras que las instalaciones del centro de esquí funcionan adaptándose a las limitaciones impuestas por la escasez de precipitaciones.

Aunque los pronósticos meteorológicos anuncian la llegada de una ola polar en los próximos días, las previsiones no incluyen nevadas significativas que puedan modificar sustancialmente el escenario actual. Esta situación coloca a los operadores turísticos ante el desafío de mantener la oferta recreativa en condiciones que distan de ser las ideales para la práctica de deportes invernales.

La temporada 2025 en Cerro Catedral se perfila así como un ejemplo de la adaptabilidad tanto de prestadores como de visitantes, quienes encuentran alternativas para disfrutar de la montaña patagónica aún cuando la naturaleza no acompaña con su tradicional generosidad invernal.