

Por: Bache3000
Según la investigación, el domingo 13 de julio alrededor de las 2 de la tarde, el acusado llegó a la casa donde vivía su ex pareja, con quien había tenido una relación de once años. Una vez allí, roció a la mujer con un líquido inflamable y la amenazó con prenderle fuego. Afortunadamente, ella logró escapar y corrió hasta una comisaría cercana para pedir ayuda.
La policía encontró varias pruebas importantes: la ropa de la víctima empapada en combustible, un bidón rojo que se usó en el ataque, y el testimonio detallado de la mujer que coincide con todas las evidencias. También hay un niño que presenció lo ocurrido y que deberá declarar más adelante con ayuda de psicólogos especializados.
Los fiscales consideraron que se trató de un intento de femicidio, es decir, el intento de matar a una mujer por ser mujer y en un contexto de violencia de género. La acusación se basa en que la víctima estaba indefensa, había un niño presente y existía un historial de violencia en la pareja.
La Oficina de Atención a la Víctima evaluó que existe un riesgo alto para la mujer, por lo que los fiscales pidieron que el hombre fuera enviado a prisión para proteger tanto a la víctima como al testimonio del niño que vio todo.
Aunque la defensa del acusado propuso que en lugar de ir preso le pusieran una tobillera electrónica para controlarlo, el juez decidió enviarlo a prisión por dos meses. Esta medida busca evitar que el hombre vuelva a atacar a su ex pareja y proteger las pruebas del caso.
El caso refleja la gravedad de la violencia de género en la región y la importancia de que las víctimas denuncien estos hechos para recibir protección del Estado.