

Por: Bache3000
La situación expone las graves deficiencias del sistema de atención a personas con discapacidad en la ciudad, donde pacientes con enfermedades complejas se ven obligados a gestionar trámites en condiciones inadecuadas, sin importar su estado de salud.
"Encima que tenemos una discapacidad, tenés que bancártela como estés. Hoy tengo una gripe terrible y no podés cambiar el día", relató Guillermo, quien desarrolló insuficiencia cardíaca tras inhalar humo durante su trabajo como bombero. Los médicos le habían dado solo tres meses de vida cuando fue internado de urgencia, pero logró estabilizarse aunque requiere medicación constante que no puede costear.
El ex bombero vive solo con una pensión que considera insuficiente y depende de medicamentos que el hospital debe proporcionarle porque "es imposible comprar" con sus ingresos. Su caso refleja la realidad de muchas personas con discapacidad que enfrentan múltiples obstáculos: económicos, de accesibilidad y burocráticos.
La atención en la vereda fue posible gracias a vecinas autoconvocadas que se organizaron para asistir a los pacientes ante la ausencia de funcionarios. Estas mujeres dedican su tiempo sin fines de lucro para ayudar a personas que no pueden completar los trámites por sus propios medios o no cuentan con la documentación requerida en los plazos establecidos.
"Ellas están todo el tiempo pendientes, somos muchas personas las que les pedimos ayuda", destacó Guillermo sobre estas vecinas que "siguen poniendo el pecho a las balas" pese a recibir malos tratos de algunos funcionarios.
La situación contrasta con la notable ausencia de la directora de discapacidad municipal, Rocío, quien según los testimonios "no se ha presentado prácticamente en ningún momento" durante estos procesos que afectan a decenas de personas con discapacidad.
Este caso evidencia cómo el sistema burocrático obliga a personas en situación de vulnerabilidad a exponerse en condiciones inadecuadas, transformando un derecho en una odisea que pone en riesgo su salud y dignidad. Mientras tanto, el trabajo solidario de vecinas sin preparación formal suple las deficiencias de un Estado que debería garantizar accesibilidad y condiciones dignas de atención a todos sus ciudadano