jueves 24 de julio de 2025 - Edición Nº161

Yo no lo voté | 22 jul 2025

SOBREVIVIÓ Y GANÓ

Juan Pablo le ganó la pulseada a Domingo, y será candidato a diputado nacional

La política rionegrina tiene esas vueltas que parecen escritas por un dramaturgo con tendencias sádicas: el que estaba en la cuerda floja termina candidato a diputado nacional, y el que parecía tener todo servido se queda mirando desde afuera. Juan Pablo Muena, el actual ministro de Desarrollo Social de Río Negro, será el nombre que Alberto Weretilneck ponga en el primer lugar de la lista para la diputación nacional. Una decisión que tiene el sabor agridulce de las traiciones políticas y la textura áspera de las lealtades mal calculadas.


Por: Bache3000

Muena es un superviviente. Cuando las aguas se agitaron en el gabinete provincial y empezaron a rodar cabezas, él se las arregló para mantenerse a flote mientras otros —que habían llegado con fanfarrias de superestrella— se hundían sin pena ni gloria. Federico Lutz y Marcos Barberis, esos nombres que sonaban a futuro promisorio, duraron menos que un suspiro en una tarde de viento patagónico. Los rumores de su remoción circulaban por los pasillos del poder como moscas en verano, pero Muena tenía algo que los otros no: la capacidad de aguantar temporales.

Sonreír, siempre sonreír. Esa es la cuestión. Y es joven. Y no tiene casi lados negativos. Domingo, en cambio, jugó fuerte: cercano a un intendente que arrastra mucha negatividad. Muena, en cambio, se desconocimiento le permitirá a Juntos crecer.

La historia tiene su ironía cruel. Agustín Domingo, el que durante el último año y medio se había mostrado como un soldado fiel del weretilneckismo, se queda con las ganas. Domingo había hecho los deberes: votó todo lo que el gobernador le pidió, se mostró activo en el gobierno municipal de Walter Cortés, incluso colocó funcionarios propios como Carina Ondarcuhu en la secretaría de Hacienda. Era el candidato natural, el que tenía el apoyo del intendente de Bariloche para renovar su banca. Pero la política, ya se sabe, es el arte de lo impredecible.

Tal vez, todas esas razones fueron las que lo alejaron de la diputación.

Las fuentes del partido a nivel provincial —esas voces anónimas que susurran verdades incómodas— confirmaron a Bache3000 que la decisión ya está tomada. Weretilneck eligió a Muena, y punto. No importan las lealtades demostradas, no importan los favores políticos, no importa que Domingo haya sido un engranaje perfecto en la maquinaria gubernamental. La política tiene sus propias razones, que la razón no entiende.

Ahora viene lo interesante: cómo procesará Walter Cortés esta decisión. Según fuentes municipales, la relación entre el intendente barilochense y el gobernador tendrá "ruido". Eufemismo elegante para decir que Cortés se sintirá ninguneado, que esperaba que su protegido Domingo fuera el elegido y que ahora deberá tragar saliva y sonreír para las cámaras. Domingo, por su parte, cuando fue consultado por este medio sobre la candidatura de Muena, se limitó a una frase que dice mucho más de lo que parece: "gran candidato". Dos palabras que suenan a resignación disfrazada de fair play.

Tampoco descartó sumarse al gobierno de Cortés, cuando fue consultado: "No hay apuro, despues del 10 diciembre veremos".

La pregunta que queda flotando en el aire enrarecido de la política rionegrina es qué pasará con Domingo ahora. Las mismas fuentes sugieren que será "reubicado en otro cargo", ese limbo administrativo donde van a parar los que fueron candidatos a algo y terminaron siendo candidatos a nada. La política, ese juego donde las fichas se mueven sin que los jugadores siempre entiendan las reglas.

Muena, mientras tanto, se prepara para una campaña que tendrá el sabor particular de las victorias inesperadas. Sobrevivió cuando todos apostaban a su caída, y ahora deberá demostrar que su resistencia en el gabinete provincial puede traducirse en votos en las urnas. La historia de la política argentina está llena de estos sobrevivientes, de estos nombres que emergen cuando menos se los espera y que terminan ocupando lugares que parecían destinados para otros.

En Río Negro, como en el resto del país, la política sigue siendo ese extraño ritual donde las lealtades se miden en función de resultados electorales y donde los favores de ayer pueden convertirse en las traiciones de mañana. Muena lo sabe, Domingo también lo sabe, y Weretilneck, desde su escritorio de gobernador, sabe que acaba de mover una ficha que cambiará el tablero para siempre.

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