

Por: Bache3000
Todo comenzó entre 2014 y 2015, cuando Inalef, entonces campeón latino del CMB, tercero del ranking argentino y vigésimo del mundo para el Consejo Mundial de Boxeo, viajó a Buenos Aires como embajador del boxeo barilochense. Su misión inicial era modesta: formar una asociación andina que pudiera fiscalizar festivales de boxeo en la zona de Bariloche, El Bolsón y Villa La Angostura. Sin embargo, el encuentro con Carlos Rodríguez, directivo de la Federación Argentina de Box hoy fallecido, cambiaría por completo el rumbo de sus planes.
La propuesta de Rodríguez fue ambiciosa: en lugar de una simple asociación regional, ¿por qué no crear una federación provincial? El apoyo de la entidad madre estaba garantizado, pero había una condición ineludible que el propio Inalef aceptó sin resistencia: por su condición de boxeador profesional activo, no podría aspirar a ningún cargo directivo en la nueva institución. Esta limitación reglamentaria no representó un obstáculo para alguien cuya motivación principal era el desarrollo del boxeo rionegrino.
Acompañado por dirigentes como Cristian Bahamonde y Roberto Vidal, entre otros, Inalef comenzó a tejer la red de contactos necesaria para materializar el proyecto. La primera reunión de elección de autoridades se realizó en la Escuela de Box Alborada, donde, en una situación que refleja tanto la confianza depositada en él como su compromiso con las reglas del juego, fue elegido tesorero por los primeros dirigentes, cargo al que renunció inmediatamente por las razones reglamentarias ya conocidas.
La Federación de Box Río Negro nació oficialmente con tres clubes habilitados: la Escuela de Box Alborada, el Boxing Club Bariloche y un club de Viedma. Otras escuelas de la región no pudieron participar del proceso fundacional por carecer de la documentación necesaria. El momento culminante llegó cuando el entonces gobernador Alberto Weretilneck hizo entrega formal de la personería jurídica a Cristian Bamonde, quien asumió como primer presidente de la flamante federación.
Los primeros dos años fueron, según el relato de Inalef, extraordinariamente fructíferos. Se realizaron los primeros campeonatos provinciales en la historia de Río Negro, se clasificaron jóvenes boxeadores para los prestigiosos Torneos Evita, y la maquinaria deportiva funcionaba con la precisión de un reloj suizo. Todo parecía encaminado hacia un futuro promisorio para el boxeo provincial.
Sin embargo, la llegada de quien hoy ocupa la titularidad del ANSES, Celeste Ventureyra, cambió dramáticamente el panorama. Inicialmente presentándose como colaboradora voluntaria, esta figura logró articular, según Inalef, una compleja maniobra política que contó con el apoyo del funcionario Juan Pablo Muena y de Mariana Valenzuela, dirigente del Boxing Club Bariloche que simultáneamente ocupaba un cargo importante dentro de la federación. El resultado fue una intervención que culminó con la presidencia de Celeste Ventureyra.
Luego, la historia es famosa: Celeste Ventureyra fue denunciada por la sustracción de documentos y datos personales de la federación, tanto en la justicia como en procesos internos de la institución. Fue intervenida y Ventureyra fue expulsada. Eso sí: Ventureyra ahora es funcionaria del gobierno nacional, y maneja PAMI y ANSES en la ciudad. Y la Libertad Avanza, armó su partido político para competir en las próximas elecciones nacionales.
La forma en que se instrumentó esta transición resulta particularmente llamativa. Inalef relata que Matías Aciar, desde personería jurídica, rechazaba sistemáticamente la presentación de documentación por demoras de apenas cinco minutos, creando las condiciones formales que justificarían posteriormente la intervención. Todo tenía, en apariencia, la formalidad legal necesaria, pero el fundador de la federación considera que la maniobra fue esencialmente desleal.
Lo que más duele a Inalef no es tanto la pérdida del control institucional, sino la forma en que se desarrollaron los acontecimientos. Menciona específicamente el rol del periodista Cristian Báez, quien a través de medios digitales y radio apoyó la nueva gestión, "desconociendo los frutos conseguidos de los cuales era testigo". Para alguien que había puesto tanto esfuerzo en construir algo desde cero, esta actitud mediática representó una traición adicional.
El tiempo ha dado la razón a algunas de las preocupaciones del fundador. Según su percepción, la federación actual no genera el mismo interés mediático ni la misma actividad deportiva que caracterizó a los primeros años. Los programas deportivos y las entrevistas mediáticas ya no encuentran en la federación el material noticioso que antes abundaba, lo que paradójicamente reivindica el valor del trabajo original.
La reflexión final de César Inalef es amarga pero lúcida: "el trabajo realizado con dedicación y nobleza tiene valor y se necesitó de maniobras calculadas para justificar el accionar de quienes intervinieron de mala fe". Su testimonio plantea interrogantes sobre los mecanismos de poder en las instituciones deportivas amateur y sobre cómo los intereses personales pueden prevalecer sobre los objetivos deportivos originales.
Hoy, como socio fundador de la Federación de Box Río Negro, Inalef observa desde afuera una institución que ayudó a crear y que, según su perspectiva, perdió el rumbo que inicialmente la había caracterizado. Su historia es también la historia de muchas instituciones deportivas argentinas, donde la política interna a menudo opaca los objetivos deportivos, y donde quienes construyen no siempre son quienes permanecen para cosechar los frutos de su trabajo.
La Federación de Box Río Negro sigue funcionando, continúa organizando torneos y representando a la provincia en diferentes competencias. Pero detrás de su funcionamiento actual queda el eco de una historia fundacional que, según uno de sus protagonistas principales, merecía un destino diferente. El boxeo rionegrino tiene hoy una federación, pero perdió por el camino algo que quizás sea más valioso: la mística de los pioneros que soñaron con hacer grande al deporte de los puños en esta provincia patagónica.