domingo 03 de agosto de 2025 - Edición Nº171

El Bardo de Siempre | 2 ago 2025

17 AÑOS DE PUERTAS ABIERTAS

Emaús: "En un punto, todos somos extranjeros"

En una ciudad donde el costo de vida se vuelve cada vez más inalcanzable para muchos, el Hogar Emaús se mantiene como un refugio esencial para los hombres en situación de calle de Bariloche. Con 17 años de funcionamiento ininterrumpido, esta institución que nació de la colaboración entre la municipalidad, el obispado y una fundación local, recibe cada noche a 45 personas que encuentran allí no solo un techo, sino también contención y respeto. "Hemos tenido personas que se quedaron sin alquiler, que tuvieron problemas familiares, gente que pasó por la universidad, personas que llegaron buscando trabajo y no lo encontraron".


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Por: Martín Pargade

Jorge Linkiman y José Torres, integrantes de la coordinación del hogar, recuerdan cómo surgió esta iniciativa. "El padre Pepe lo plantea muy bien", explica uno de ellos, "él había tenido que dar la extrema unción a personas que habían fallecido por el frío". Esa realidad dolorosa fue el impulso que llevó a crear un espacio donde las personas pudieran encontrar refugio durante las noches más crudas del invierno patagónico.

La modalidad de trabajo de Emaús es particular: es un hogar de puertas abiertas. "Si alguien quiere salir a las 10 de la mañana, es imposible retenerlo", explican los coordinadores. Esta filosofía responde a una comprensión profunda de la realidad que viven las personas en situación de calle, muchas de las cuales luchan contra adicciones y no pueden permanecer en un lugar cerrado por mucho tiempo.

El perfil de quienes llegan a Emaús desmitifica muchos prejuicios. "Es un universo gigante", señala Torres. "Hemos tenido personas que se quedaron sin alquiler, que tuvieron problemas familiares, gente que pasó por la universidad, personas que llegaron buscando trabajo y no lo encontraron". La mayoría son de Bariloche, vecinos conocidos que por diversas circunstancias perdieron su lugar de residencia. "No es ajeno a Bariloche", enfatiza Linkiman, "fue tu vecino o conocido".

La crisis habitacional que atraviesa la ciudad se refleja directamente en el trabajo del hogar. "Es caro Bariloche", reconocen los coordinadores. Para alguien que tiene trabajos precarios o changas, conseguir un alquiler se vuelve prácticamente imposible. "Hay personas que podrían ir a alquilar una piecita, pero esa piecita ya no está porque es muy cara o la pudo alquilar otro que tiene mayor poder económico".

El equipo municipal está compuesto por 14 personas que trabajan bajo la órbita de la Secretaría de Desarrollo Humano, Cultura y Deporte. A ellos se suman entre 35 y 40 voluntarios que participan principalmente en la preparación de las cenas y en actividades de acompañamiento. "Emaús existe gracias a la comunidad de Bariloche", remarcan los coordinadores, destacando que todos los días llegan donaciones de ropa y comida de vecinos que tocan el timbre para colaborar.

La institución mantiene reglas básicas pero firmes: no se permite la agresión ni la violencia. "Es nuestro límite", explican. Sin embargo, la flexibilidad caracteriza su enfoque. Reciben a las personas "como estén": alcoholizadas, sucias, en cualquier estado, siempre que respeten las normas de convivencia. Incluso quienes han roto estas reglas pueden acceder a un plato de comida y la posibilidad de bañarse en horarios específicos.

Las historias de transformación no son pocas. Los coordinadores recuerdan casos de personas que en un momento fueron rechazadas por su comportamiento agresivo y que años después regresaron completamente cambiadas, con trabajo y una nueva perspectiva de vida. "Tenemos infinitas historias", dice Torres, "personas que estuvieron acá y hoy están reintegradas con sus familias".

Durante el invierno, el hogar cuenta con una trafic municipal que sale a buscar a quienes duermen en la calle. "Los levantamos, los traemos, sin importar cómo estén", explican. Es una tarea que realizan con naturalidad, entendiendo que para muchas de estas personas, Emaús representa la última alternativa antes de situaciones más extremas.

El trabajo se extiende más allá del alojamiento nocturno. Todos los mediodías reparten viandas a personas que no viven en el hogar pero que están en situación de necesidad. También ofrecen la posibilidad de bañarse durante las mañanas para quienes lo requieran.

Actualmente funcionan al tope de su capacidad, con 45 camas ocupadas todas las noches. Algunas personas duermen en habitaciones, otras prefieren los colchones del comedor. La luz se apaga alrededor de las 12 de la noche, después del té y la televisión, aunque muchos se acuestan antes, agotados por la dureza de la vida en la calle.

"Evidentemente siempre nos faltan cosas", reconocen los coordinadores, "pero el hecho de que Emaús esté acá no es menor". Imaginan qué sería de esas 45 personas cada noche si no existiera este espacio de contención. La respuesta los lleva a valorar lo construido en estos 17 años: un trabajo sostenido en el tiempo que permite profundizar el abordaje de una problemática compleja.

En una ciudad que crece aceleradamente y donde muchos llegan de distintos lugares del país buscando oportunidades, Emaús representa una red de contención fundamental. "En un punto todos somos extranjeros", reflexiona uno de los coordinadores, reconociendo que la mayoría de los habitantes de Bariloche vienen de otros lugares.

La experiencia de Emaús trasciende las fronteras locales. Frecuentemente reciben consultas de otras ciudades interesadas en replicar el modelo, porque "la temática de personas en situación de calle pasa en todos lados". Sin embargo, la fortaleza del proyecto radica en la articulación entre el Estado municipal, las organizaciones religiosas y la participación activa de la comunidad.

Con 17 años de trabajo ininterrumpido, Emaús se ha consolidado como una respuesta concreta a una problemática que requiere presencia estatal y compromiso social. "Es donde tiene que intervenir el Estado", afirman sus coordinadores, orgullosos de mantener un espacio que cada noche ofrece dignidad y esperanza a quienes más lo necesitan.

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