Por: Martín Pargade

Lo que comenzó como una iniciativa de ayuda social se transformó en una verdadera celebración comunitaria. Los jubilados del centro se congregaron en sus instalaciones para festejar el éxito de la campaña, pero también para disfrutar de una tarde repleta de actividades que incluyeron juegos, bailes y largas charlas entre amigos.

La música fue la gran protagonista del encuentro. Un acordeón rojo fue el encargado de amenizar la jornada, llenando el ambiente de melodías tradicionales que invitaron a más de uno a moverse al ritmo de los tangos y folklore. Las parejas no dudaron en salir a bailar, demostrando que la pasión por la danza no tiene edad y que la alegría se contagia cuando se comparte en comunidad.

El ambiente festivo se respiraba en cada rincón del centro. Los asistentes, muchos de ellos vestidos con sus mejores galas para la ocasión, aprovecharon la oportunidad para socializar y fortalecer los lazos de amistad que los unen. Las risas y conversaciones animadas fueron la banda sonora perfecta para complementar la música del acordeón.

La respuesta solidaria de la comunidad superó las expectativas de los organizadores. Durante las semanas previas, vecinos y comerciantes del barrio se acercaron al centro para colaborar con la iniciativa, demostrando que el espíritu de ayuda mutua sigue muy presente en nuestra sociedad.

Esta combinación de solidaridad y celebración refleja el espíritu que caracteriza al Centro de Jubilados Rosa Mosqueta, donde sus miembros no solo buscan el bienestar propio, sino que también se preocupan por extender una mano amiga a quienes atraviesan dificultades. La jornada demostró que hacer el bien puede ser también una experiencia llena de alegría y compañerismo.

El éxito de esta campaña solidaria no solo se mide en la cantidad de donaciones recibidas, sino también en la capacidad de generar espacios de encuentro donde los adultos mayores pueden disfrutar, socializar y sentirse parte activa de su comunidad.