

Por: Bache3000
Había algo de realismo mágico en el aire barilochense este lunes 11 de agosto. En la sala del Concejo Deliberante, tres personas se sentaron frente a los concejales y dijeron, no una sino seis veces, que el cronograma del referéndum estaba suspendido. Ernesto Vicens, Dana Guzmán y Norma Taboada, los tres integrantes de la Junta Electoral Municipal, lo repitieron como un mantra, como si fuera necesario que la obviedad se volviera incuestionable. Pero en Bariloche, donde los elefantes vuelan y las instituciones se manosean con la naturalidad de quien pela una manzana, nada es obvio hasta que alguien lo dice seis veces.
La concejal Julieta Wallace había impugnado el referéndum que el intendente Walter Cortés convocó para que la gente vote sobre diez temas que tranquilamente se pueden resolver en el Concejo. Diez temas que, con la nueva alianza electoral entre PUL y JSRN, tienen casi mayoría absoluta para aprobar. Para Wallace, desde el principio, esto tenía olor a manoseo institucional. Explicó el procedimiento: "En el concejo manifestaron que los plazos estaban vencidos, y nos notificaron con nota en mano".
Wallace también cuestionó duramente la independencia del proceso: "La Junta Electoral no depende del departamento Ejecutivo, tiene independencia administrativa, y por tanto solo se le solicitó a la asesoría letrada que realice un dictamen mal solicitado". Para ella quedó claro que "de ninguna manera puede decidir el departamento Ejecutivo por sobre la Junta Electoral Municipal". El sindicato de obreros municipales también impugnó. La Asociación de Taxis de la ciudad se sumó con una presentación judicial. Y así, lo que comenzó como una maniobra del ejecutivo para conseguir por referéndum lo que no necesitaba conseguir por referéndum, se convirtió en un laberinto kafkiano donde nadie quiere firmar la papa caliente.
"Los plazos están suspendidos", dijeron los tres miembros de la Junta Electoral. Lo dijeron cuando se les preguntó. Lo dijeron cuando no se les preguntó. Lo dijeron hasta que el concejal Facundo Villalba, para estar seguro, volvió a preguntar al final de la comisión: "¿Está claro que los plazos están suspendidos?". Del otro lado, solo silencio. Ese silencio que en Bariloche significa todo y nada a la vez.
Para Villalba, todo esto "es un manoseo a las instituciones y al pueblo de San Carlos de Bariloche". Fue categórico: "Hoy fue muy clara la respuesta de Ernesto Vicens, Dana Guzmán y Norma Taboada respecto de la suspensión del cronograma: los tres dijeron en la comisión que los plazos del cronograma están suspendidos".
Roxana Ferreyra, no se guardó nada: "Una vergüenza, parece que la Junta Electoral no tenía ganas de estar, no tenía ganas de responder". Y tenía razón. Vicens habló, Dana poco, Norma Taboada menos. "Parecían enojados de responder a nuestras consultas", agregó Ferreyra, quien remarcó que todo era "muy descabellado" porque cuando hacían consultas sobre el referéndum, "nos respondían en base a una elección municipal, una elección de intendentes y concejales, pero no de referéndum, porque esta es la segunda vez que se hace y es la primera vez que se convoca exclusivamente un referéndum de este tipo". La sensación era que nadie sabía muy bien qué estaba haciendo.
Natalia Almonacid fue directa: les preguntó si sabían que el artículo 51 no le da poder al intendente para hacer "todo este desastre". Les recordó que la Junta responde al pueblo, es decir, a los concejales, y que no podían empezar a convocar este referéndum sin tener en cuenta la Carta Orgánica Municipal. La respuesta siempre terminaba siendo la misma: está suspendido, que lo resuelva el Superior Tribunal de Justicia. Como si la responsabilidad fuera siempre de otro, como si las instituciones fueran un juego de la papa caliente donde nadie quiere quedarse con el problema.
Leandro Costa Brutten habló de "graves falencias" y de "manifiesta inconstitucionalidad". Dijo que la suspensión expone "la pérdida e inexistencia de un elemento de importancia en el actuar administrativo del ejecutivo, como resulta ser la presunción de validez de los actos administrativos". Anunció que junto a la concejal Wallace presentarían un recurso ante el Superior Tribunal de Justicia "frente al evidente conflicto de poderes existente y la degradación institucional que promueve como plan de gobierno el actual intendente Walter Cortés". Palabras técnicas para decir algo simple: el intendente se mandó una cagada y ahora todos corren para el costado.
Los concejales también le preguntaron en coro a la Junta: "¿Por qué le hacen la consulta al mismo que hace la propuesta, que es el departamento Ejecutivo?". Claro, es como preguntarle a un asesino si cree que es inocente, ¿qué va a decir? Todos entendían lo absurdo de pedirle dictamen a la misma asesoría letrada que certifica las resoluciones del intendente. Era como pedirle a Yanina Sánchez que dijera que Walter Cortés se había equivocado. Algo bastante descabellado.
En medio de todo este quilombo, hubo un protagonista inesperado por su ausencia: Gerardo Del Río se quedó mudo de nulidad absoluta. Ni mu. Ni me. Nada. El Presidente del Concejo Deliberante, que debería ser quien ordene este circo, brilló por su silencio sepulcral. Ni a favor ni en contra.
Pero lo verdaderamente extraño vino después. Por la tarde, además de Bache3000, un solo medio se hizo eco de la bomba que había detonado en el Concejo. Todos los demás, silencio de radio. Algo raro que se volvió natural en este gobierno. Desde el municipio había un despliegue para evitar que se publicara cualquier noticia sobre lo que había pasado. La información oficial era otra bomba, contradictoria y suspicaz: decían que todo el proceso del referéndum seguía en marcha, negando lo que los tres integrantes de la Junta Electoral Municipal habían dicho hacía pocas horas, en vivo y en directo, grabado para toda la ciudad.
Pero aquí la cosa se pone más delirante todavía. La información oficial señalaba que "esta misma tarde iban a publicar el edicto", porque es vital para el procedimiento. Mientras tanto, en la mesa del concejo, los tres vocales de la Junta habían dicho que el edicto ya estaba publicado. Por lo bajo, otros integrantes señalaron que no existe tal edicto. Saque usted sus propias conclusiones. En Bariloche, un edicto puede estar publicado y no publicado al mismo tiempo, puede existir y no existir según quien pregunte y a qué hora del día lo haga, y puede ser vital para el procedimiento mientras el procedimiento está suspendido.
La estrategia municipal era simple: el 5 de agosto habían mandado una nota a la Asesoría Letrada pidiendo dictamen. El 6 de agosto recibieron respuesta: "siga siga". Pero eso no bastó para que la Junta Electoral dijera si los cuestionamientos de Wallace o del SOYEM eran verdaderos o falsos. Directamente no fueron respondidos. La nota del 5 de agosto lo dice sin eufemismos: están suspendidos los plazos. Esa misma nota se la dieron a los concejales en mano.
¿Complicidad o inoperancia? La sensación que queda es que nadie quiere poner la firma en una papa caliente. Dana Guzmán, proveniente de las entrañas del oficialismo, del sindicato de comercio, no atendió el teléfono. Ernesto Vicens respondió pero solo atinó a decir: "ya dije todo lo que tenía que decir en la comisión". Cuando le preguntaron si estaba todo suspendido, dijo: "estás poniendo palabras en mi boca". Pero eso fue exactamente lo que había dicho.
Y así funciona Bariloche: una entrevista circular donde nadie quiere que el pueblo sepa, nadie quiere hacer lo que le corresponde, y nadie dice lo que verdaderamente está pensando. Todos tratando que el problema sea de otro, que la responsabilidad sea de otro. Ganando tiempo. O perdiéndolo.
Porque en definitiva, estos debates no traen soluciones de ningún tipo para la ciudad. Son debates que nos hacen olvidar de las calles rotas, de que solo se hicieron 8 cuadras de pavimento en dos años, de que se paga dinero a empresas que nunca funcionaron. El intendente ahora es socio del gobernador en un mismo frente electoral, con PUL y JSRN formando una nueva alianza que les da casi mayoría absoluta en el Concejo. Teniendo los votos para resolver los diez temas del referéndum por ordenanza, prefieren el circo mediático. Ganando tiempo en el esquema de poder, olvidándonos que todos gobiernan hace décadas, y que los problemas del referéndum son tan viejos como ellos en política.
¿Por qué ahora debería resolverlo una votación cuando las anteriores no los resolvieron?
Es una tragedia. Una tragedia barilochense. Una más. Una menos.