

Por: Bache3000
Según el testimonio recibido en Baribache (que prefiriró mantener el anonimato), el desagüe de la cámara desengrasadora del establecimiento gastronómico emerge por debajo del camino que conduce al sendero utilizado por los peatones que ascienden desde la base del cerro. Esta situación genera no solo un impacto olfativo desagradable para los visitantes que transitan por la zona, sino también una preocupante contaminación ecológica en el área protegida.
El denunciante señaló que los caños que transportan estas aguas residuales no se encuentran debidamente enterrados, quedando expuestos en la superficie de la montaña. Esta instalación deficiente provoca que los olores se dispersen constantemente por el ambiente, afectando la experiencia de quienes visitan el lugar y, más grave aún, comprometiendo el delicado ecosistema montañoso.
Las aguas grises, que provienen de lavabos, duchas y actividades de cocina, contienen grasas, detergentes y otros contaminantes que pueden alterar significativamente la composición del suelo y afectar la flora y fauna local. Su descarga sin tratamiento en un ambiente natural como el Cerro Otto representa una violación a las normativas ambientales vigentes y un riesgo para la sustentabilidad del recurso turístico.
Esta denuncia pone en evidencia la necesidad urgente de reforzar los controles ambientales en los emprendimientos turísticos de la región. El Cerro Otto, con su teleférico y confitería giratoria, recibe miles de visitantes durante todo el año, lo que convierte cualquier impacto ambiental negativo en un problema de escala considerable.
La situación reportada contradice los principios del turismo sustentable que Bariloche busca promover como destino responsable con el medio ambiente. Los establecimientos que operan en áreas naturales protegidas tienen la obligación legal y ética de implementar sistemas de tratamiento adecuados para sus efluentes, garantizando que su actividad comercial no comprometa la integridad del ecosistema que los alberga.