

Por: Bache3000
Dos visiones sobre el futuro deportivo de la ciudad están a punto de colisionar. Por un lado, el intendente Walter Cortés impulsa la construcción de un natatorio olímpico municipal a través del referéndum obligatorio del 9 de noviembre. Por el otro, Rogelio Seiler lleva años empujando el proyecto Penalódromo en Playa Centenario, una propuesta que busca no quedar relegada ante la ofensiva oficialista.
La tensión no es casual. El referéndum de Cortés incluye entre sus diez preguntas "avanzar con la construcción del natatorio olímpico municipal, de acceso público", un ítem que concentraría la inversión deportiva municipal en una sola gran obra, en contraposición al proyecto integral que Seiler propone.
El proyecto Penalódromo, que Seiler representa a través de la Asociación Civil homónima, contempla una transformación mucho más ambiciosa: conectar el Velódromo Municipal con la costanera, en el marco de una construcción de un gimnasio para diez mil espectadores.
El útimo lunes 19 de agosto, tras presentarse en la oficina municipal con la documentación requerida, Seiler realizó un acta de exposición policial. El vecino explicó a las autoridades policiales que mantiene comunicación con la asesora letrada Yanina Sánchez a través de cartas documento, lo que considera "un acto de provocación".
Seiler manifestó su preocupación e instó a la municipalidad de paralizar la actividad de las maquinarias que continúan trabajando en Playa Centenario. Por su parte, el Ejecutivo emitió una carta documento dirigida al vecino. En la misiva, la funcionaria Sánchez niega las acusaciones y sostiene que no hubo comunicación previa sobre los contratos o problemas del sector.
La estrategia de Cortés es clara: concentrar recursos en una obra específica que genere impacto electoral inmediato. El natatorio se votará el 9 de noviembre en un referéndum obligatorio donde los barilochenses deberán pronunciarse sobre esta y otras nueve propuestas. Si gana el "sí", el intendente tendrá legitimidad popular y recursos concentrados para ejecutar la obra.
El problema para Seiler, además de la misma ubicación, es que ambos proyectos compiten por los mismos recursos municipales y la misma atención política. Si Bariloche aprueba el natatorio olímpico, difícilmente haya voluntad política y presupuesto para encarar simultáneamente el complejo deportivo de Playa Centenario que requiere, además, negociar con Parques Nacionales la cesión de terrenos.