

Por: Bache3000
En la Resolución N° 00001835-I-2025, Cortés argumenta que Bariloche ya cuenta con una "abundante legislación" sobre arbolado urbano, citando seis ordenanzas vigentes que van desde 1987 hasta 2016. Entre ellas, la Ordenanza 1417-CM-04 que ya había creado un registro similar de "Árboles Singulares" y establecido al arbolado como servicio público y patrimonio natural y cultural de la ciudad. El jefe comunal considera que una nueva ordenanza "crearía ambigüedades e interposiciones de facultades entre aquellas comisiones ya creadas", refiriéndose a la Comisión Municipal Interinstitucional de Forestación Urbana establecida en 1994 y otros organismos existentes.
Esta no es la primera vez que Cortés utiliza su poder de veto para frenar iniciativas del Concejo Municipal. Su historial incluye el rechazo a la ordenanza que regulaba la pauta oficial publicitaria - acusado de usar los fondos como "botín de más de 150 millones de pesos anuales para callar voces opositoras" según el concejal Facundo Villalba -, y el veto a la norma que buscaba derogar la polémica Ordenanza 502, que permite renovar contratos de concesión sin licitación pública. Más recientemente, en agosto de 2025, logró imponer su veto a una ordenanza que frenaba un aumento del 31,3% en las tasas municipales, cuando los votos de la oposición no alcanzaron los dos tercios necesarios para ratificar la normativa original.
Cortés, el sindicalista que durante la campaña prometía un "plan de 100 días" enfocado en infraestructura, hoy se caracteriza más por lo que impide que por lo que construye. La "lapicera" que una vez marcó casilleros en la boleta única electoral, ahora se ha convertido en un instrumento para tachar iniciativas comunitarias.
La decisión de vetar una ordenanza destinada a proteger árboles singulares resulta especialmente simbólica en una ciudad rodeada de bosques nativos y que basa gran parte de su atractivo turístico en su patrimonio natural. La Carta Orgánica Municipal, que el propio intendente invoca en su resolución, establece como deber municipal "preservar y restaurar el patrimonio natural" y "fomentar la forestación con especies autóctonas". La ordenanza vetada pretendía crear herramientas adicionales para la protección del arbolado urbano, algo que podría haber complementado - y no contradecido - la normativa existente. Sin embargo, Cortés prefirió el status quo antes que ampliar las garantías de protección ambiental.
A casi dos años de su asunción, la gestión de Walter Cortés se caracteriza más por los enfrentamientos institucionales que por los consensos.
El veto a la ordenanza de Árboles Singulares se suma así a una larga lista de decisiones que reflejan un estilo de gobierno que privilegia la confrontación por sobre la construcción de acuerdos. En una ciudad que necesita cuidar su patrimonio natural tanto como su estabilidad política, la lapicera de Cortés sigue escribiendo más vetos que soluciones.
La ordenanza regresa ahora al Concejo Municipal, donde necesitará dos tercios de los votos para ser ratificada y superar el veto del intendente. Mientras tanto, los árboles singulares de Bariloche seguirán esperando la protección especial que una mayoría de concejales consideró necesaria, pero que la lapicera del intendente decidió negar.