

Por: Bache3000
El último sábado Bariloche vivió una jornada que será recordada como un mojón de unidad nacional, embanderada por la causa Malvinas. Una lucha por el reconocimiento de cientos de ex soldados que, al parecer, comienza a ser escuchada. El flamante Museo Memorial de Malvinas, ubicado en la costanera barilochense, dejó emociones prolongadas, pero también curiosidades como el hombre que disfrutaba de la ceremonia nacional con una prenda que lucía en su reverso la bandera de Gran Bretaña.
El curioso suceso se viralizó en redes sociales y generó una catarata de comentarios de desaprobación, aunque otros usuarios prefirieron relativizar el asunto. Incluso, uno de ellos, escribió: "no entiendo que les molesta, es solo ropa". Mientras una multitud escuchaba a la banda militar de montaña, el hombre revisaba su celular, miraba el acto con suma tranquilidad. Todo normal, como si no tuviera la bandera del imperialista Reino Unido en la espalda.
Según contó un vecino a Bache3000, luego de algunos minutos, uno de los asistentes se acercó al hombre y le dijo que era una falta de respeto que esté en el acto con esa prenda. Imagínense ir a recordar a los soldados caídos en Malvinas y que esté un vecino o turista con la bandera del imperio inglés que mató justamente a esos jóvenes argentinos.
@agustinaarpajou parece chiste pero es anecdota jaja #paratiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ♬ sonido original - Agustina Arpajou
Otro testigo comentó que, posteriormente, sin que se trate una discusión subida de tono, la policía lo corrió del lugar y le explicó la situación. El hombre entendió la desubicación de su prenda y optó por ponerse la campera que llevaba en su mano. "No me di cuenta", sugirió. Afortunadamente no pasó a mayores y este pequeño hecho no opacó la soleada tarde de sábado que vivió el pueblo barilochense y rionegrino.
El clima del evento, donde las lágrimas y el orgullo de ser argentino invadieron la tarde, dejó demostrado que en diferentes causas de la argentinidad la grieta queda a un lado, por lo menos por unas horas. Porque Malvinas somos todos. Un tío que nunca volvió, un hermano que no pudo aguantar la depresión, una madre que mira al cielo buscando a su hijo y, sobre todo, cientos de veteranos que volvieron a sus hogares con un corazón estrujado y cansado.
Un hombre distraído se puede entender, pero tampoco vamos a relativizar todo: si era turista y no entendía, o si justo era un vecino que salió con esa prenda y no se la podía cambiar. Vivimos tiempos donde la falta de empatía y el individualismo busca imponerse como moneda corriente. Esto de que no importe el otro. El pueblo argentino supo constuir su memoria colectiva y para que siga viva hay que alimentarla con gestos. Que vecinos se acercaran a decirle que no era el día ni el lugar para portar la bandera de Gran Bretaña en la espalda genera un poco de esperanza.