

Por: Bache3000
La Municipalidad anunció hoy jueves, con el problema hasta el cuello, un paquete de medidas que incluye el cierre nocturno del vertedero entre las 20 horas y las 7 de la mañana, el refuerzo de la vigilancia con serenos y personal de seguridad, además de una coordinación con fuerzas provinciales y nacionales para custodiar el manto del basurero. El argumento oficial señala que la mayoría de los incendios intencionales ocurren durante la noche, por lo que estas acciones buscarían proteger el predio y garantizar su correcto funcionamiento.
Además, el Ejecutivo comunicó que va a presentar una denuncia ante la Justicia Federal tras detectar actividades vinculadas a la venta de drogas y múltiples hechos irregulares relacionados con incendios provocados en el sector. El municipio también recordó la prohibición absoluta de encender fuego o realizar quemas dentro del predio, especialmente ante la proximidad del verano y las altas temperaturas que aumentan el riesgo de propagación.
Sin embargo, para muchos vecinos estas medidas suenan a parche. El problema del vertedero municipal no es nuevo, y tampoco lo son las promesas de solucionarlo. Durante su campaña electoral, el intendente Walter Cortés había asegurado que sacaría el basural de su ubicación actual, una promesa que resonó fuerte entre los habitantes del Alto que llevan décadas conviviendo con los olores nauseabundos, el humo tóxico y los problemas sanitarios derivados de tener un vertedero a cielo abierto en las inmediaciones de sus hogares.
La estrategia municipal de poner el foco en los atentados y los incendios intencionales genera suspicacias entre quienes consideran que se está desviando la atención del verdadero problema de fondo.
Las áreas operativas municipales continúan trabajando con los recursos disponibles para contener y extinguir los focos activos, priorizando la seguridad del personal y de la comunidad. Pero estos esfuerzos, por más loables que sean, no alcanzan para resolver una problemática que requiere decisiones políticas de mayor envergadura. La relocalización del vertedero, la implementación de un sistema de gestión integral de residuos y la inversión en infraestructura adecuada son demandas que llevan años en la agenda vecinal pero que parecen postergarse indefinidamente.
En este marco, los vecinos del Alto seguirán viendo pasar el humo por la mañana, sintiendo el olor a basura quemada impregnarse en sus ropas y preguntándose cuándo llegará el día en que las promesas se conviertan en realidad. El anuncio de nuevos horarios y más controles puede sonar bien, pero para quienes conviven diariamente con el problema, la única solución real tiene un horizonte claro que se repite en cada reclamo: sacar el vertedero de ahí.