

Por: Bache3000
Por momentos uno piensa que la política argentina ya no puede sorprendernos, que hemos visto todo, que nada nos escandalizará. Y entonces aparece una escena como la de calle Onelli en Bariloche: Lorena Villaverde, diputada nacional por La Libertad Avanza, con su camión y sus militantes, y un periodista de Bache3000 que se acerca a hacer una pregunta. Una pregunta simple. De esas que en democracia deberían responderse con palabras, no con amenazas.
Pero Villaverde no responde. Julián Goinhex —su secretario político, su hombre de confianza, ese dirigente que saltó del peronismo de Carlos Soria al libertarismo sin despeinarse— se adelanta. Increpa. Amenaza. Hostiga. El mensaje es claro: acá no se pregunta. Acá no se cuestiona. Acá no se investiga.
La pregunta era tan sencilla que su desproporcionada reacción resulta elocuente. Se trataba de los presuntos vínculos de Villaverde con el narcotráfico, esos de los que habló el diputado Martín Soria en el Congreso, esos que documentan causas judiciales en Estados Unidos, esos que incluyen una detención en Florida con medio kilo de cocaína en 2002. El que nada debe, nada teme, dice el refrán. Pero acá alguien debía mucho y temía más.
Porque Villaverde no es una figura cualquiera del espacio libertario rionegrino. Es la presidenta del partido en la provincia. Es pareja de Claudio Cicarelli, señalado como testaferro de Fredy Machado, narcotraficante detenido en Estados Unidos por traficar miles de kilogramos de cocaína y lavar más de 600 millones de dólares. Es investigada por la justicia de Bariloche por presuntas estafas por 50 millones de pesos. Es, en definitiva, una figura con demasiadas preguntas sin responder.
Y cuando las preguntas abundan, cuando los antecedentes se acumulan, cuando la sospecha se vuelve legítima, la reacción no puede ser el silencio impuesto a la fuerza. Pero eso es exactamente lo que Villaverde y su séquito intentaron hacer en aquella calle barilochense.
Lo notable —lo verdaderamente revelador— es que Bache3000 puede contar una historia de críticas sin consecuencias. Hemos cuestionado al gobierno provincial, al peronismo, al kirchnerismo, al PRO, a la izquierda, a concejales, a empresarios. Nunca nadie nos apretó de ellos. Nunca nadie nos amenazó. Nunca nadie los hostigó. Excepto Lorena Villaverde y el intendente Walter Cortés.
Los libertarios. Los que dicen defender la libertad. Los que agitan banderas contra la casta. Los que prometen transparencia. Son los únicos que no toleran la pregunta incómoda. Esa reacción de la diputada, tuvo reprecusiones nacionales. Los videos se viralizaron y superaron las 300 mil visualizaciones.
Bache3000 es un medio peculiar. No tiene la solemnidad de los diarios tradicionales. No pretende la objetividad imposible de la prensa corporativa. Es —como la gente define— el medio del pueblo, el barro, el bache olvidado. Somos molestos. Irreverentes, desprolijos. Pero existimos y tenemos peso. Eso lo sabemos.
Y esa necesidad quedó demostrada cuando, tras el incidente con Villaverde, llegaron los mensajes de solidaridad. Del gobierno provincial. Del peronismo. De Primero Río Negro. Del PRO. De la izquierda. De colegas que dijeron al aire lo que había pasado. Porque en democracia hay cosas que no se toleran. Todavía.
El intendente Cortés, por su parte, ha hecho dos demandas a integrantes del medio. Todas están bajo la órbita de FOPEA, el Foro de Periodismo Argentino, que ya condenó públicamente las intimidaciones. Cortés, ese sindicalista devenido en intendente con antecedentes penales por fraude —aunque luego beneficiado por un fallo judicial—, parece creer que el poder se ejerce callando voces.
Las demandas responden a investigaciones sobre irregularidades: el caso del Puerto San Carlos, la hormigonera, Navtour —aquella estación de servicio fantasma por la que la municipalidad pagó un millón de dólares—, los carteles de Hertz. Cada denuncia periodística, cada investigación incómoda, es respondida con cartas documento, con amenazas legales, con ese arsenal del poder que busca la autocensura.
FOPEA lo dijo claramente: "Una carta documento con amenaza de acciones legales constituye una presión indebida a un medio, con intención de generar autocensura".
Hay algo profundamente irónico en todo esto. Bache3000 dice que su existencia es el espejo de la incapacidad de quienes gobiernan. Mientras haya baches sin tapar, habrá un medio que los señale. Mientras haya irregularidades, habrá preguntas. Mientras haya opacidad, habrá luz incómoda.
Y esa luz es intolerable para cierto tipo de poder. No importa si ese poder se viste de peronismo o de libertarismo, si viene del sindicalismo o de la supuesta renovación política. El autoritarismo tiene gestos reconocibles: la amenaza en lugar del diálogo, el hostigamiento en lugar de la respuesta, el miedo en lugar de la transparencia.
Lo que pasó en calle Onelli no es un incidente aislado. Es un síntoma. Es la confirmación de que hay dirigentes que llegaron al poder con discursos de cambio pero replican las peores prácticas de lo que dicen combatir. Villaverde, con sus vínculos turbios y sus reacciones desproporcionadas, es el ejemplo perfecto de esa contradicción.
Bache3000 puede ser recién llegado. Puede ser pequeño. Puede ser —como algunos dicen— la manija de la puerta, moscas que molestan. Caca de paloma. Pero es una voz. Y en democracia, cada voz cuenta. No importa si es grande o chiquita. Importa que exista.
Porque la democracia no se defiende con discursos grandilocuentes ni con banderas amarillas y negras. Se defiende todos los días, en cada pregunta incómoda que se hace, en cada irregularidad que se denuncia, en cada amenaza que no logra silenciar.
Se defiende cuando un medio chico de una ciudad patagónica se niega a callarse frente a una diputada con antecedentes por narcotráfico. Se defiende cuando colegas de diferentes espacios políticos se solidarizan. Se defiende cuando FOPEA pone en evidencia el hostigamiento.
Y se fortalece cada vez que un medio como Bache3000 dice lo que muchos piensan: somos el barro, somos reales como los pozos, somos genuinos como lo que pasa en cada celular cuando alguien nos cuenta algo. Y existiremos siempre, toda vez que haya baches sin tapar, olvidados, genuinos.
Porque la existencia de ese medio —de cualquier medio independiente y crítico— es el espejo de la incapacidad de quienes no soportan la pregunta, de quienes responden con amenazas, de quienes creen que el poder es para mandar callar.
Villaverde y Cortés aprendieron algo que otros dirigentes —de todos los espacios políticos— ya sabían: Bache3000 no se calla. No se tapa. No desaparece cuando lo amenazan.
Porque hay cosas que en democracia, todavía, no se toleran.