

Por: Bache3000
El modus operandi es descarado. Los taladores cargan los vehículos con rollizos de gran tamaño y salen por el medio del barrio, utilizando caminos que pueden verse claramente en las imágenes satelitales. Emplean camiones, caballos y cualquier medio disponible para transportar la madera extraída ilegalmente. Se estima que en las últimas operaciones se llevaron alrededor de 30 árboles de gran porte.
La situación pone en evidencia una problemática estructural: la Dirección de Bosques de la provincia cuenta con apenas dos inspectores para cubrir toda la zona que abarca Bariloche, Dina Huapi y El Bolsón, sin disponibilidad las 24 horas. Esta carencia de recursos humanos y logísticos convierte la fiscalización en una tarea casi imposible, y los taladores ilegales parecen saberlo.
Los vecinos que denunciaron la situación ante el medio local Bache3000 señalan que el problema no es nuevo, pero que la sensación de impunidad ha crecido junto con la frecuencia de los operativos de extracción. Los lugares de tala van rotando, y ya son cientos los sitios afectados en la región.
La situación requiere una respuesta urgente. Más allá de la necesidad de reforzar los mecanismos de control y dotar a los organismos competentes de los recursos necesarios, resulta fundamental generar conciencia en la comunidad. Que los vecinos estén atentos, que denuncien, que hagan visible lo que ocurre en las laderas del cerro.
Solo a través de la visibilización sostenida del problema, haciendo que quienes operan en la ilegalidad se sientan observados, se podrá comenzar a revertir una situación que no solo daña el patrimonio natural de la región, sino que también pone en riesgo la estabilidad de los suelos y el equilibrio ecológico de toda la zona.
La tala continúa, los camiones siguen saliendo cargados, y el monte se va vaciando. La pregunta es hasta cuándo.