lunes 03 de noviembre de 2025 - Edición Nº263

El Bardo de Siempre | 30 oct 2025

DIA TRES

Juicio a Gustavo Gennuso: cuando los números hablan

La sala estaba llena pero silenciosa, como si todos hubieran llegado a un acuerdo tácito de no hacer ruido. Afuera el sol brillante, adentro el aire tenía esa densidad de los lugares donde pasan cosas importantes o que al menos pretenden serlo. Era el tercer día del juicio contra Gustavo Gennuso, ex intendente de San Carlos de Bariloche, y ya nadie esperaba sorpresas sino confirmaciones, esas pequeñas victorias retóricas que los abogados coleccionan como si fueran trofeos.


Por: Bache3000

Ariel Gomis fue el primero en declarar. Ex secretario de Hacienda, un hombre que conocía los números del municipio como quien conoce las manchas de humedad de su propia casa. Le preguntaron por el estado de las cuentas cuando asumió la gestión de Gennuso.

"¿Cómo encontró el municipio cuando entró?"

"Todo mal. No había nada. La deuda era mucho mayor de la que habíamos pensado."

"¿Cuándo se enteraron de la magnitud del problema?"

"Recién cuando entramos. Sabíamos que había problemas, pero la magnitud... eso lo descubrimos después."

Gomis explicó que por eso hicieron la ordenanza de emergencia. Parecía cansado, o tal vez era solo su cara, una de esas caras que siempre parecen cansadas. Habló de los plazos fijos, de cómo decidieron resguardar los fondos porque iban a estar inmovilizados mucho tiempo. El fiscal Martín Lozada insistía, volvía una y otra vez sobre la cuenta del Banco Nación, esa cuenta donde confluían todos los fondos de los programas nacionales, la 4370.

"¿Cuál es el problema de tener todo en una misma cuenta?"

"Es más difícil controlar. A veces te entran fondos que no sabés de dónde vienen, hasta dónde llegan."

Pero cuando Lozada quiso precisar cómo se había tomado la decisión de establecer los plazos fijos, algo molestó al fiscal del testimonio de Gomis.

"¿Cómo fue el proceso?"

"Se lo dije a la tesorera."

"¿Cómo fue la decisión?"

"No me acuerdo. Será que nos juntamos. Nos habremos juntado y lo discutimos y tomamos la decisión."

Lozada se puso como loco. Dijo que había una incongruencia con las declaraciones previas, que quería denunciarlo. El juez explicó que había un procedimiento, que había que comunicárselo al defensor. Trajeron a Gomis de nuevo para que escuchara lo que había dicho antes.

"Usted ahora me preguntó por cinco millones. Yo de eso ni me acuerdo. Si me pregunta por el grueso, por los cien millones, bueno, lo que le dije: nos sentamos y lo decidimos."

El fiscal insistió tanto que el abogado de Gennuso objetó por reiteración. El juez le dio la razón. "Ya lo preguntó. Está hostigando al testigo", dijo, aunque sin usar exactamente esa palabra. Gomis se fue habiendo confirmado lo que todos necesitaban que confirmara: que era algo habitual, que lo amparaba la ordenanza, que no habían hecho nada que no hiciera todo el mundo.

Después vino Josefina González Elizondo, letrada del Consejo Deliberante desde 2011 hasta 2023. Una mujer que hablaba con la precisión de quien ha dictaminado sobre ordenanzas durante años, casi con aburrimiento técnico. Le preguntaron sobre el artículo 44 del reglamento de contabilidad municipal.

"¿Puede explicar qué dice el artículo 44?"

"Establece la posibilidad de utilización transitoria de recursos con afectación específica. Esa transitoriedad está fijada en el ejercicio financiero del año. Se pueden usar para situaciones de liquidez, pero hay que devolverlos antes del 31 de diciembre."

"¿Esta disposición era discutida dentro del ámbito municipal?"

El abogado defensor objetó. Dijo que el artículo 44 constituía ley en sentido formal y material, que discutir su mérito o conveniencia era improcedente, una pérdida de tiempo. El fiscal argumentó que necesitaban conocer cuál era el clima respecto de ese artículo, porque la defensa de Gennuso se amparaba justamente en esa norma.

El juez lo dejó pasar. "Tengo una visión amplia sobre la información que entra al juicio", dijo, con esa tranquilidad de quien sabe que al final será él quien decida qué sirve y qué no.

González Elizondo explicó que desde su asesoría habían sugerido que si querían exceptuar algún fondo del artículo 44, lo dispusieran expresamente en cada ordenanza. "Se establecía que los recursos que ingresaran bajo esa partida quedarían exceptuados del artículo 44", dijo. Una solución elegante para un problema enredado: si no querían que se usara ese dinero, bastaba con escribirlo.

También declaró Diego Quintana, que había sido funcionario en la gestión de Gennuso, precisamente en econnomía. Explicó todo largo, preciso, una de esas personas que cuando les hacen una pregunta simple responden con un tratado. El fiscal le preguntó algo sobre plazos fijos.

"¿En su período se habían constituido plazos fijos?"

"No, creo que no."

Lozada intentó leerle lo que había dicho en la oficina judicial. El defensor objetó, el juez retó al fiscal. Quintana aclaró solo.

"Usted dijo plazo fijo. Capaz dije que sí o que no, pero cuando me preguntó en la oficina judicial fueron inversiones, si se habían hecho colocaciones. Sí se habían hecho colocaciones, pero no a plazo fijo."

Explicó por qué: porque entre que llega la plata y uno licita pasan tres meses, entonces conviene resguardarlo en un marco inflacionario. Nación no manda más plata, las cosas suben. Era lógica municipal pura, esa lógica que tiene sentido solo cuando uno está adentro del problema.

Después llegó Ignacio Chiarenza, contador de la Unidad de Asistencia a la Investigación Fiscal del Ministerio Público de Río Negro. Un hombre que desde 2018 viene elaborando informes técnicos contables para los fiscales, desentrañando movimientos de dinero como quien resuelve acertijos. Chiarenza no era un testigo cualquiera: era el perito de parte que había seguido cada peso del Programa Federal Techo Digno.

"¿Tuvo la posibilidad de trabajar alrededor de los acuerdos celebrados con Nación en el marco del Programa Federal de Viviendas Techo Digno?"

"Sí, tuve la posibilidad. En esta unidad tenemos intervención en todos los legajos que tiene que ver con el Programa Federal Techo Digno que se está llevando a cabo a lo largo y ancho de toda la provincia."

Chiarenza compartió pantalla. Mostró documentos, extractos bancarios, convenios. Su método era simple pero demoledor: comparar lo que debería haber en las cuentas con lo que realmente había. Como un arqueólogo del dinero público, había pasado años reconstruyendo cada transferencia, cada débito, cada movimiento. Había, de fondo, un problema que más tarde señalaría la defensa.

"¿Podría precisar a cuánto ascendía la suma de dinero que se encontraba depositado en la cuenta del Banco de la Nación Argentina 4730 al día 8 de diciembre del año 2015?"

Se habla, en ese caso de la gestión saliente.

"Al 4 de diciembre de 2015, el último saldo disponible, el saldo era de 157 millones 915 mil 146 con 27."

"¿Qué cantidad de dinero proveniente del Programa Federal de Viviendas Techo Digno debía haber en dicha cuenta al 8 de diciembre del año 2015?"

Chiarenza no dudó. Citó el punto 3.1 de su informe técnico número 4 del año 2023. Dijo que los fondos pendientes de inversión deberían haber sido 197 millones 455 mil 206 pesos con 13 centavos. Había 157 millones, debía haber 197. La diferencia era de casi 40 millones de pesos.

"Quiere decir que al 8 de diciembre del año 2015 había en la cuenta 157 millones y debía haber, por el contrario, la suma de 197?"

"Correcto."

Explicó su método con paciencia pedagógica. Mostró un anexo donde había volcado cada movimiento de la cuenta 4730 en una planilla. Una columna mostraba los desembolsos de Nación, otra los pagos a empresas constructoras. La última columna, la que llamó "faltante de fondos", mostraba la diferencia. Era contabilidad forense: seguir el rastro del dinero como quien sigue huellas en la nieve.

"¿Recibió la Municipalidad algún desembolso vinculado al Programa Federal de Vivienda Techo Digno durante el año 2016?"

"Sí, recibió en el año 2016 los desembolsos número 8 y número 9. El desembolso número 8 fue por 31 millones 584 mil 559 pesos con 12 centavos y el desembolso número 9 por 11 millones 405 mil 603 pesos con 16 centavos."

Chiarenza habló de transferencias a otras cuentas, de plazos fijos constituidos en el Banco Credicoop. Explicó que de los 105 millones que salieron de la cuenta 4730 hacia el Credicoop.

Le preguntaron si la cuenta 4730 era exclusiva del programa Techo Digno.

"En esta cuenta se suceden otras acreditaciones distintas a los desembolsos provenientes de Nación. Confluían dineros ajenos al programa."

"Desde el punto de vista técnico contable, la selección de esa cuenta bolsa para recibir fondos que están afectados a un programa nacional, ¿les trajo alguna complicación para su regular seguimiento contable?"

"Sí, nos trajo complicaciones. Hay momentos en los cuales no es tan sencillo identificar qué pesos son los que se están debitando cuando se confunde el dinero depositado en la cuenta bancaria."

Chiarenza describió su método de trabajo: análisis de extractos bancarios, cruce con facturas, revisión de cuentas de destino, seguimiento de transferencias. Una labor detectivesca que había comenzado en septiembre de 2018 y continuaba hasta el presente. Diez informes técnicos, allanamientos a empresas constructoras, revisión de registros municipales, análisis de cuentas bancarias de empresas. Un trabajo que no podía medirse en horas pero que había llevado años.

Le preguntaron sobre el artículo 44 del reglamento de contabilidad.

"¿Nos lo puede sintéticamente contar?"

"Ese artículo establece que los recursos con afectación específica pueden ser utilizados transitoriamente para hacer frente a situaciones de liquidez y que esta situación debe ser regularizada dentro del ejercicio económico, antes del fin del ejercicio económico."

"¿Ha podido determinar si los fondos pendientes de inversión habían sido restituidos a la cuenta 4730 al momento del cierre del ejercicio 2016?"

"De los 105 millones que salieron de la cuenta 4730 hacia la cuenta del Banco Credicoop, fueron restituidos aproximadamente 64 millones de pesos. Había quedado pendiente de restitución una suma aproximada de 40 millones de pesos, los cuales tampoco se encontraban al cierre del ejercicio, al día 30 de diciembre de 2016, en la cuenta del Banco Credicoop."

El fiscal preguntó sobre el artículo 54 del reglamento de Contabilidad Municipal, que permitía operaciones financieras y colocaciones de fondos de libre disponibilidad en plazos fijos.

"De acuerdo a su experiencia y al conocimiento en la materia, ¿cabe considerar que los fondos pendientes de inversión correspondientes al Programa Federal de Viviendas Techo Digno eran fondos de libre disponibilidad?"

"No eran fondos de libre disponibilidad porque tenían una asignación específica."

Entonces el abogado defensor hizo su pregunta, la única que importaba.

"Esos fondos que fueron transferidos de la cuenta del Banco Nación a la cuenta del Credicoop, que después se transformaron en plazos fijos, ¿en algún momento salieron del erario municipal? ¿Dejaron de pertenecer al erario municipal mientras eran plazos fijos?"

"No, siguen estando dentro de lo que es una cuenta perteneciente al municipio."

Ahí estaba todo el juicio condensado en una respuesta. Los fondos nunca salieron del municipio. Estaban en una cuenta municipal, luego en otra cuenta municipal, luego en plazos fijos a nombre del municipio. El dinero había viajado de una cuenta a otra pero siempre dentro del mismo organismo, como quien mueve billetes de un bolsillo a otro del mismo pantalón.

Lo que quedó claro, si algo quedó claro, es que nadie hizo nada que no se hiciera siempre. Que la ordenanza estaba ahí, vigente, esperando ser usada. Que el artículo 44 era una herramienta, no un delito. Que los números se pueden contar de muchas maneras pero que al final siempre cuentan la misma historia: la de un municipio tratando de sobrevivir a su propia economía, resguardando fondos en un contexto inflacionario, moviendo dinero de una cuenta a otra como si jugara al ajedrez contra el tiempo.

Chiarenza había pasado años reconstruyendo cada movimiento, cada transferencia, cada centavo. Había hecho su trabajo con precisión quirúrgica. Pero al final, cuando el defensor le preguntó si el dinero había salido del municipio, la respuesta fue simple: no. Y esa respuesta, esa simple palabra, contenía toda la defensa.

Luego del funcionario hablaría Gennuso. Pero eso es otra historia, otro capítulo.

Afuera seguía el sol cuando todo terminó. Adentro, todos parecían más cansados que al principio, como si el peso de los testimonios fuera acumulativo, una fatiga burocrática que se instala en los huesos. El juicio continuaría, por supuesto. Los juicios siempre continúan, hasta que un día terminan y nadie recuerda bien por qué empezaron.

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