Por: Bache3000
La inauguración del nuevo edificio del Hospital Zonal Ramón Carrillo dejó afuera a un grupo de trabajadores que resulta fundamental para la atención de emergencias en Bariloche. Los 17 paramédicos que operan el Sistema Integral de Atención Rionegrina de Medicina de Emergencia (SIARME) y atienden las llamadas al 107 continúan trabajando en condiciones que describen como indignas, mientras el resto del personal sanitario ya se trasladó a las flamantes instalaciones.
Durante guardias de 24 horas, los paramédicos deben comer, dormir y atender las emergencias en el mismo espacio donde funciona el depósito y el despacho telefónico del 107, línea vital para quienes necesitan asistencia médica urgente en la ciudad. El único baño disponible carece de ducha y allí mismo lavan la vajilla, en condiciones que los propios trabajadores comparan con las de un baño público.

Cuando se concretó la mudanza al nuevo hospital, la guardia se trasladó a la planta baja donde cuenta con mayor y mejor estructura, pero el equipo de paramédicos no fue contemplado en el traslado. Ante la falta de espacio asignado, aprovecharon que los médicos dejaron libre el sector del viejo hospital donde trabajaban para instalarse allí, aunque las autoridades hospitalarias les aclararon que como pertenecen al SIARME deben estar en otro lugar, sin especificar dónde ni cuándo.
La precariedad también alcanza al equipamiento móvil. Desde 2019 hasta ahora, el SIARME cuenta apenas con dos ambulancias en pésimas condiciones que ni siquiera tienen cinturones de seguridad homologados, un detalle que pone en riesgo tanto a los trabajadores como a los pacientes que trasladan. Los paramédicos reclaman un espacio acorde a las funciones que cumplen, considerando que permanecen de guardia durante jornadas completas y muchas veces se manchan con sangre sin tener un lugar donde cambiarse o ducharse para mantener las condiciones mínimas de higiene.

Bache3000 se comunicó con el director del SIARME, Miguel Ledesma, pero no obtuvo respuesta sobre el reclamo de los trabajadores. Mientras tanto, el contraste entre el nuevo edificio inaugurado hace semanas y las condiciones en las que trabajan quienes atienden las emergencias más críticas de la ciudad sigue sin resolverse.