lunes 08 de diciembre de 2025 - Edición Nº298

El Bardo de Siempre | 5 dic 2025

FAMILIAS PIDEN SU RENUNCIA

"Acostúmbrense a vivir con ratas": el escándalo que desató la furia de padres contra el delegado del Ministerio de Educación

Una reunión en la Escuela N° 6 terminó en enfrentamiento cuando el funcionario Santiago Velázquez les dijo a las familias que sus hijos debían convivir con los roedores porque "otro lugar no hay". Un padre le exigió la renuncia cara a cara mientras el Consejo Escolar brilló por su ausencia en un encuentro donde quedó expuesto el abandono de un establecimiento que lleva meses sumergido en una crisis sanitaria sin respuestas.


Por: Bache3000

La tensión estalló cuando Santiago Velázquez, delegado del Ministerio de Educación de Río Negro para la zona andina, pronunció la frase que terminó de colmar la paciencia de las familias de la Escuela de Formación Cooperativa y Laboral N° 6: "Es un lugar donde hay ratas y nuestros hijos se tienen que acostumbrar a convivir con la rata". La declaración, realizada en una reunión que había sido convocada para buscar soluciones a la invasión de roedores que mantiene cerrado el establecimiento, provocó la indignación de los presentes y derivó en un enfrentamiento directo entre un padre y el funcionario, quien recibió el pedido de renuncia a centímetros de su cara.

El encuentro, que se extendió durante varias horas en la tarde del miércoles, reunió a Velázquez con representantes del sindicato Unter, el personal directivo de la escuela, docentes de ambos turnos y familias que desde hace meses vienen denunciando las condiciones insalubres en las que funciona el edificio donde se forman alumnos que presentan alguna discapacidad. La escuela permanece cerrada de manera indefinida y algunos maestros fueron suspendidos, presuntamente en represalia por haber difundido el video donde se mostraba la captura de una rata dentro de un aula con estudiantes.

La postura del delegado ministerial quedó clara desde el inicio: prometió que continuarán con la limpieza, intentarán tapar los huecos y harán "lo posible", pero que la escuela seguirá funcionando porque "otro lugar no hay". Como alternativa, mencionó un predio donde una empresa constructora estaría terminando un nuevo edificio que podría estar listo en mayo. Sin embargo, las familias reaccionaron con escepticismo ante una promesa que vienen escuchando desde hace cinco años sin que se concrete. "Eso fue siempre así, siempre nos dijo lo mismo y la escuela pasó todo el año, el año pasado, el anteaño y nunca se terminó", relató uno de los presentes.

Los testimonios de quienes trabajan en el establecimiento terminaron de dibujar un panorama dantesco. Un portero que asistió a la reunión describió cómo al abrir los muebles donde se guardan herramientas y materiales didácticos encuentra excrementos de roedores, una situación que se repite en diferentes sectores del edificio. El relato más escalofriante llegó cuando narró lo ocurrido en el taller de carpintería: al retirar unas maderas, descubrieron excrementos justo en el lugar donde estaban trabajando los alumnos, y fue precisamente en ese espacio, con estudiantes y docentes adentro, donde tuvieron que atrapar una rata y evacuar de urgencia a los chicos.

La reunión también dejó al descubierto la descoordinación institucional que caracteriza la respuesta oficial ante la crisis, aseguran los padres. El personal de higiene del Consejo Escolar Zona Andina, cuya presencia era fundamental para abordar el problema sanitario, no asistió al encuentro porque "priorizaron otra reunión que tenían en otro lado". La ausencia fue total: ni siquiera enviaron un representante del área. En su lugar, estuvo presente un responsable de mantenimiento que aseguró haber realizado tareas de sellado, pero fue inmediatamente contradicho por los porteros que trabajan en la escuela y que denunciaron que esos trabajos nunca se ejecutaron o están mal hechos. "Está diciendo algo que no es, que no está hecho. Algo se está ocultando", cuestionó una de las fuentes presentes.

La opacidad oficial se reflejó también en la decisión de mantener cerrada la escuela a la prensa. Cuando Canal 6 intentó ingresar para documentar la situación, las autoridades impidieron el acceso y obligaron a que la nota se realizara en el exterior del establecimiento. El argumento esgrimido fue que los espacios son reducidos y no hay ventilación, lo que paradójicamente confirma las denuncias de las familias sobre las condiciones edilicias. "Si fuera la inversa, que vos inauguras una escuela, van los medios, entran los medios y muestran todo. Entonces, ¿por qué aquí no se puede mostrar todo?", cuestionó uno de los padres.

La explicación oficial sobre por qué se mantienen puertas y ventanas cerradas tampoco resiste el menor análisis. Según Velázquez, no se puede hacer ventilación cruzada porque "si abren una puerta puede entrar la rata", un argumento que las familias calificaron de "poco coherente" dado que los roedores están ingresando igual con todo cerrado. La falta de ventilación adecuada se suma así a la lista de deficiencias estructurales que hacen inviable la continuidad de las clases en condiciones dignas y seguras.

La situación que atraviesa la Escuela N° 6 no es nueva. Desde mediados de año, las familias vienen denunciando la presencia de ratas y la inacción de las autoridades educativas. La dinámica instalada es tan precaria como repetitiva: cada mañana el personal encuentra excrementos, suspende las clases, envía a los chicos de regreso a sus casas, limpia con lavandina y al día siguiente habilita nuevamente la actividad hasta que aparecen nuevos excrementos y el ciclo vuelve a empezar. La dirección del establecimiento envía notas sistemáticas al Consejo Escolar que responde con inspecciones rutinarias donde apenas retiran los excrementos visibles sin atacar las causas estructurales de la invasión.

Este viernes, la furia contenida durante meses encontró su estallido. Cuando Velázquez terminó de exponer su postura de que los estudiantes debían "acostumbrarse" a convivir con las ratas, un padre se levantó, se le paró enfrente a escasos centímetros y le exigió que renuncie porque "no puede seguir en el asiento". El momento, del que fueron testigos todos los presentes incluyendo a los representantes de Unter, sintetizó el hartazgo de una comunidad educativa que lleva meses reclamando soluciones definitivas mientras la única respuesta oficial parece ser la resignación.

Las familias exigen que se tomen medidas concretas para erradicar la plaga, garantizar la salubridad del edificio y permitir que sus hijos —que presentan diferentes discapacidades y requieren cuidados especiales— puedan asistir a clases sin riesgos para su salud. Mientras tanto, la escuela permanece cerrada, los docentes suspendidos y la comunidad educativa espera que alguien asuma la responsabilidad política de resolver una crisis que ya dejó de ser una cuestión edilicia para convertirse en un escándalo de abandono institucional.

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