jueves 11 de diciembre de 2025 - Edición Nº301

El Bardo de Siempre | 11 dic 2025

EL VOLQUETE CON MUGRE SIGUE EN LA PUERTA

Firmaron un acta y no cumplieron nada: la Escuela N° 6 volvió a suspender clases por ratas

02:19 |Apenas tres días después del escándalo donde el delegado ministerial les dijo a las familias que debían "acostumbrarse" a convivir con roedores, la Escuela de Formación Cooperativa y Laboral N° 6 volvió a suspender las clases este martes 10 de diciembre tras encontrar nuevamente excremento de ratas en las instalaciones. La medida desnuda el fracaso absoluto de los compromisos asumidos en la tensa reunión del miércoles pasado, donde Santiago Velázquez prometió limpieza y reparaciones que nunca se concretaron.


Por: Bache3000

El anuncio de la suspensión llegó a través de las redes sociales del establecimiento en horas de la mañana, cuando el personal directivo confirmó lo que las familias ya temían: la situación sanitaria no mejoró un ápice pese a las promesas oficiales. "Buenas tardes familias: 10/12 se suspenden las clases, debido que hoy por la mañana se volvió a encontrar excremento de roedores. Equipo Directivo", informó la publicación que sintetiza el círculo vicioso en el que está atrapada la comunidad educativa desde hace meses.

La inacción oficial quedó expuesta con brutalidad cuando se verificó que el acta de acuerdo firmada tras la reunión del miércoles no pasó de ser un papel más en la pila de promesas incumplidas. Según denuncian fuentes cercanas a las familias, el volquete cargado con los residuos de la limpieza que supuestamente se había realizado continúa estacionado en la puerta de la escuela, una imagen que simboliza la parálisis institucional: ni siquiera tuvieron la capacidad operativa de retirar la basura acumulada. "Habían firmado un acta, parece de acuerdo que iban a limpiar la escuela, todo, y el volquete con la mugre todavía está en la puerta de la escuela, o sea, no hacer nada", relató una fuente que participó de las tratativas.

Pero la negligencia no se limita a la falta de limpieza. La puerta de emergencia del establecimiento, cuya reparación también formaba parte de los compromisos asumidos, permanece sin la barra antipánico que garantiza una evacuación segura en caso de emergencia. "Esa puerta de emergencia es la que supuestamente no tiene barra y que supuestamente la iban a arreglar, pero están sin salida de emergencia igual", confirmaron desde el entorno de las familias, agregando una dimensión todavía más grave al panorama: los estudiantes que presentan discapacidades siguen expuestos a un riesgo de seguridad que podría ser catastrófico en caso de incendio o cualquier situación que requiera evacuación inmediata.

La combinación de plaga de roedores activa y salidas de emergencia inoperativas configura un escenario que roza la imprudencia criminal. Las comparaciones con tragedias ocurridas en otros establecimientos educativos por fallas en las medidas de seguridad resuenan entre las familias, que se preguntan cuántas veces más van a tener que denunciar antes de que alguien asuma la responsabilidad política de evitar una desgracia. "¿Sabes que llega a incendiar eso y que se mueran todos?", planteó con crudeza una fuente al evaluar las consecuencias potenciales de mantener operativo un edificio con múltiples deficiencias estructurales y de seguridad.

El hartazgo de la comunidad educativa está llegando a niveles insostenibles. "Me tienen harta, harta con las mentiras", expresó una de las madres, sintetizando el clima de bronca contenida que se acumula tras cada promesa oficial que naufraga en la inacción. La sensación de burla es generalizada: mientras los funcionarios firman actas y organizan reuniones donde prometen soluciones, los estudiantes con discapacidad siguen sin poder asistir a clases en condiciones dignas y seguras, los docentes continúan suspendidos por haber expuesto la realidad y el ciclo de encontrar excrementos-suspender clases-limpiar con lavandina-reabrir se repite sin que nadie ataque las causas estructurales del problema.

La situación de la Escuela N° 6 se ha convertido en el caso testigo del abandono institucional que caracteriza a la gestión educativa en la zona andina. Tres días bastaron para demostrar que las promesas de Velázquez en aquella reunión explosiva donde un padre le exigió la renuncia en la cara no valían nada. El volquete en la puerta, los excrementos en las aulas, la puerta de emergencia sin barra y las clases suspendidas son la prueba material de que entre el compromiso firmado en un acta y la realidad cotidiana de una escuela que lleva meses en crisis sanitaria existe un abismo de incompetencia, desidia y falta absoluta de voluntad política para resolver un problema que sigue poniendo en riesgo la salud y la seguridad de estudiantes que merecen algo mejor que funcionarios que les piden "acostumbrarse" a convivir con ratas.

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