Por: Martín Pargade
Cientos de vecinos se hicieron presentes desde temprano para intentar frenar el operativo, pero el desalojo se está llevando a cabo de todas formas. Las fuerzas de seguridad arrojaron gas lacrimógeno para dispersar a la multitud, alcanzando incluso a niños y periodistas que cubren el hecho. La gente responde con piedras y palazos en medio de momentos de máxima tensión.
Hasta el momento hay cuatro personas detenidas y el tránsito permanece cortado en la zona. Uno de los menores que se encontraba en la vivienda fue trasladado del lugar. En el operativo están presentes oficiales de justicia y defensores de menores que observan cómo se desarrolla la situación.
Pese a la violencia del operativo, Julia Chávez permaneció dentro de la casa. La familia está a la espera de que llegue su abogado, ya que presentaron una apelación que el juez debe resolver en las próximas horas.
La historia detrás de este desalojo se remonta a 1992, cuando Julia perdió a una de sus hijas. En ese momento de vulnerabilidad, personas vinculadas a la comunidad salesiana se acercaron ofreciéndole ayuda para solventar los gastos del velatorio y proponiéndole alquilar parte del terreno para vender piedra laja. Le hicieron firmar papeles que ella creyó que correspondían a una habilitación comercial, pero en realidad estaba cediendo la propiedad de su terreno.
Esas personas trabajaron aproximadamente cuatro meses en el lugar y luego desaparecieron. Ahora, más de tres décadas después, regresaron para reclamar la propiedad y ordenar el desalojo.
La familia de Julia denuncia graves irregularidades en la causa judicial. Aseguran que no pueden acceder al expediente, que nunca tuvieron una instancia real de defensa y que la Justicia jamás investigó ni corroboró que Julia vive en ese terreno desde que nació y que su familia está allí desde 1936. "Con la jubilación mínima de 280 mil pesos, ¿dónde va a ir mi mamá?", se pregunta Pablo, uno de los hijos de Julia.
Los vecinos que se congregaron esta mañana conocen a Julia de toda la vida. Saben que ese es su hogar, el único que tuvo. Por eso gritaban una y otra vez: "¡Julia no se va!". Pero el operativo avanzó de todas formas, con violencia, gas lacrimógeno y detenciones.
La situación continúa en desarrollo y todo depende ahora de la resolución judicial sobre la apelación presentada por la defensa de la familia Chávez.
