Por: Bache3000

La imagen de los chicos de San Esteban levantando sus camisetas celestes bajo el sol de la costa quedará grabada en la memoria deportiva de Bariloche. Lo que parecía imposible para un equipo que entrena con las limitaciones climáticas de la Patagonia se convirtió en realidad: la categoría 2014 del club se coronó campeón Oro de la Santa Teresita Cup 2025, marcando un hito sin precedentes para el fútbol de la región.

"Le ganaron al bicampeón de AFA", cuenta orgullosa una de los madres desde el club en Santa Teresita, donde aún se respira el clima de celebración. El torneo, reconocido por convocar a los mejores clubes formativos del país, tuvo este año un desenlace inesperado: el trofeo viajó por primera vez hacia el sur, en manos de un equipo que tuvo que superar no solo rivales de peso, sino también las adversidades propias de desarrollarse en una ciudad donde jugar al fútbol en canchas de once es casi un lujo invernal.

La hazaña cobra otra dimensión cuando se mira el recorrido. San Esteban se presentó al certamen con cuatro categorías (2016, 2015, 2014 y 2013), pero fue la 2014 la que brilló con luz propia. Durante la fase de grupos, el equipo barilochense no conoció la derrota, clasificando de manera invicta con un fútbol inteligente que combinó orden táctico, carácter y eficacia. "Se le pusieron a la par a equipos como Vélez, San Lorenzo, Defensa y Justicia, Defensores, Belgrano", enumera el testimonio paterno, subrayando la dimensión del logro.

La semifinal fue demoledora. Un contundente 7 a 0 ante Talleres de Río Gallegos dejó en claro que San Esteban no había llegado a Santa Teresita de casualidad. El partido mostró superioridad en todas las líneas y una sincronización que hablaba de meses de trabajo colectivo, de esos entrenamientos en canchas reducidas cuando el clima patagónico no da tregua.

La final presentó el desafío máximo: Control Orientado, bicampeón del torneo AFA y equipo que venía de eliminar nada menos que a Vélez Sarsfield en semifinales. El partido fue tan cerrado como esperado. Noventa minutos de ida y vuelta, de oportunidades de ambos lados, de tensión creciente. El 0 a 0 en el tiempo reglamentario llevó la definición a los penales, ese momento donde se mide más el temple que la técnica. Allí, los chicos de San Esteban demostraron la fortaleza mental que los había traído hasta ese punto, y convirtieron cada ejecución en un paso más hacia la gloria.

"Con cuestiones climáticas, que no juegan en once, no juegan afuera casi", reflexiona una de las madres del grupo, destacando lo que hace todavía más valioso este campeonato. Mientras los equipos de Buenos Aires y otras provincias entrenan en condiciones óptimas durante todo el año, los jugadores de San Esteban construyeron su nivel enfrentando nevadas, vientos patagónicos y la falta de infraestructura que caracteriza al fútbol infantil en la región. "Tuvieron un desarrollo impecable", resume, y los hechos le dan la razón.

La consagración de San Esteban en la Santa Teresita Cup 2025 trasciende lo meramente deportivo. Es el reconocimiento al trabajo sostenido de un club, al esfuerzo de familias que viajan miles de kilómetros para que sus hijos compitan, y a la capacidad de un grupo de chicos que demostró que la geografía no es destino. El trofeo que ahora descansa en Bariloche no es solo de San Esteban: es de toda una ciudad que encontró en estos juveniles futbolistas la prueba de que los sueños patagónicos también se hacen realidad bajo el sol de la costa bonaerense.