Por: Bache3000
Un hombre que permanecía fugado desde marzo protagonizó este martes dos audiencias consecutivas de formulación de cargos en las que el Ministerio Público Fiscal le atribuyó la autoría de una serie de delitos cometidos durante ese mes y el pasado 28 de diciembre, cuando finalmente fue capturado.
La primera audiencia se centró en los hechos ocurridos el domingo por la tarde en el barrio Virgen Misionera. Según la acusación fiscal, el imputado ingresó sin autorización a dos domicilios contiguos. En el primero de ellos, rompió una ventana y forzó la cerradura de la puerta principal, dejando todo el inmueble en desorden con la evidente intención de sustraer objetos de valor. Apenas minutos después, irrumpió en la vivienda lindera, pero se dio a la fuga cuando el propietario lo descubrió en el interior. Personal policial lo detuvo poco después en las inmediaciones del barrio.
La fiscalía sustentó la acusación en un conjunto de pruebas que incluyen el acta de procedimiento policial y detención, la denuncia penal del damnificado, croquis ilustrativos de los lugares donde ocurrieron los hechos y el certificado médico del imputado. Pero además, la documentación incorporada acredita la vigencia de un pedido de captura emitido por el Juzgado de Ejecución por el incumplimiento de una condena previa de tres años de prisión que el hombre debía cumplir por robo con escalamiento.
En una audiencia posterior realizada el mismo día, la fiscalía le formuló cargos por hechos ocurridos el 30 de marzo de este año. En esa ocasión, se le imputó haberse apoderado de una tarjeta de crédito que sustrajo del interior de un vehículo estacionado en la zona oeste de la ciudad. Lejos de limitarse al robo, el acusado utilizó la tarjeta sin autorización para realizar múltiples compras en distintos comercios, ocasionando un considerable perjuicio patrimonial a su titular.
La secuencia delictiva continuó cuando, al momento de ser interceptado por la policía, el hombre desobedeció las órdenes de los agentes, forcejeó con ellos y se dio a la fuga en un vehículo, obstaculizando de manera directa el accionar de los funcionarios públicos. Pero el episodio que completa el cuadro de acusaciones es quizás el más revelador de su intención de eludir a la justicia: según consta en el legajo, dañó de manera intencional la tobillera electrónica que llevaba colocada en el marco de una medida cautelar, con el claro propósito de evadir el control judicial.
La acusación se apoyó en un extenso cuerpo de evidencias que incluye la denuncia penal de la víctima, actas de procedimiento policial, croquis elaborados por personal de la Unidad Subcomisaría interviniente, capturas de pantalla de los consumos realizados con la tarjeta sustraída, informes del Cuerpo de Investigaciones Judiciales y de la Unidad de Análisis de Dispositivos de Monitoreo Electrónico, actas de allanamiento y de requisa vehicular, informes del Gabinete de Criminalística con actas de secuestro e inspección ocular, registros fílmicos del sistema 911 y del Centro de Monitoreo, así como el acta de secuestro del dispositivo electrónico. Los informes técnicos incorporados dan cuenta, de manera precisa, del momento exacto en que el dispositivo de monitoreo fue cortado e inutilizado.
El magistrado interviniente en ambas instancias tuvo por formulados los cargos por los delitos de robo en grado de tentativa y violación de domicilio, defraudación por utilización de tarjeta de crédito hurtada, resistencia a la autoridad y daño, todos en concurso real. Además, haciendo lugar al pedido de la fiscalía, impuso la prisión preventiva del hombre, quien ahora enfrentará el proceso judicial bajo esa medida restrictiva.