Por: Bache3000
Un hombre que circulaba armado por el microcentro barilochense la víspera de Navidad seguirá tras las rejas hasta abril del año próximo. La Justicia confirmó la prórroga de su prisión preventiva tras evaluar que las pruebas reunidas hasta el momento contradicen su defensa y que aún restan diligencias clave en una investigación que lo involucra por portación ilegal de arma de guerra, encubrimiento y resistencia a la autoridad.
El episodio ocurrió minutos antes de las 19:33 del 24 de diciembre, cuando el ahora detenido circulaba en motocicleta por avenida San Martín junto a un familiar. Al advertir que personal de la Brigada Motorizada les ordenaba detenerse —tras un llamado al 911—, ambos aceleraron e iniciaron una huida temeraria por las calles céntricas, en horario de alta circulación peatonal y vehicular. La persecución culminó en la esquina de San Martín y Pagano, donde el conductor perdió el control de la moto y embistió contra un taxi estacionado.
Según la acusación fiscal, en ese momento el imputado arrojó un arma de fuego debajo del vehículo impactado e intentó resistirse al accionar policial, llegando incluso a forcejear con uno de los efectivos para arrebatarle su arma reglamentaria. La pistola descartada era una calibre 9 milímetros, cargada con once proyectiles y lista para ser disparada. La Fiscalía reveló además que esa misma arma tenía pedido de secuestro vigente desde enero de 2022, cuando fue sustraída en un robo a mano armada cuya víctima fue un empleado policial.
Durante la audiencia en la que se debatió la continuidad de la medida cautelar, la fiscal del caso exhibió registros fílmicos que captan el preciso instante en que el imputado se deshace del arma. También mencionó la presencia de vainas servidas en el lugar del hecho y citó informes técnicos del área judicial de cámaras de seguridad que refuerzan la hipótesis acusatoria. Pero más allá de la evidencia material, la representante del Ministerio Público Fiscal subrayó un dato que resultó determinante: el hombre ya registra una condena anterior por un hecho violento cometido con arma de fuego, lo que configura un patrón de conducta reiterado y eleva significativamente la pena en expectativa, dado que la ley agrava la escala penal cuando existen antecedentes de esta naturaleza.
La Fiscalía planteó que la portación de un arma cargada en la vía pública, durante un horario de máxima afluencia de personas, representa un riesgo concreto para la seguridad colectiva. A ello sumó el intento deliberado del imputado de ocultar la evidencia para eludir responsabilidades penales. Con esos argumentos, solicitó que la prisión preventiva se extienda hasta el 26 de abril de 2026, fecha en que vence el plazo de la investigación preparatoria.
La defensa particular del imputado, que asumió su representación a partir de esta audiencia, cuestionó la necesidad de mantener la detención. Sostuvo que no existen riesgos procesales actuales porque la prueba relevante ya está secuestrada y bajo custodia de la Fiscalía, y porque los testigos principales ya han declarado. Argumentó además que su defendido tiene arraigo firme en la ciudad, lo que descartaría cualquier peligro de fuga.
Sin embargo, el juez de Garantías resolvió prorrogar la prisión preventiva hasta abril del año próximo. En su decisión, descartó efectivamente el riesgo de fuga al ponderar el arraigo del imputado en Bariloche, pero consideró acreditado el peligro de entorpecimiento de la investigación. El magistrado advirtió que todavía permanecen pendientes medidas relevantes, entre ellas la declaración de un testigo considerado principal, y que las evidencias recolectadas hasta el momento, especialmente los registros audiovisuales, contradicen de manera directa la versión que presenta la defensa. Esa valoración resultó suficiente para que la Justicia disponga que el hombre permanezca detenido durante los próximos cuatro meses, mientras avanza una causa que podría derivar en una condena severa.