

Por: Bache3000
El secretario de turismo del gobierno nacional, Daniel Scioli llegará a Bariloche, no sólo para inaugurar la polémica hormigonera adquirida por un valor tres veces superior al de mercado, sino también para firmar un documento junto al gobernador Alberto Weretilneck y el intendente Walter Cortés. Un documento que pretende ser la llave para entregar las tierras del Cerro Catedral a la empresa CAPSA.
Accedé al documento acá: ACTA CONVENIO
Si hay consenso entre los máximos líderes de La Libertad Avanza, Juntos Somos Río Negro, y el PUL (el partido del intendente), es respecto el avance del desarrollo del Cerro.
Las firmas se estamparán en papeles que citan estratégicamente el artículo 214 de la Carta Orgánica Municipal, donde se define al Cerro Catedral como un "recurso estratégico", pero callan convenientemente cuando se trata de mencionar su carácter "inalienable". Inalienable: que no se puede vender ni ceder. Esa palabra simple, ausente en el acta, es el centro de la disputa.
"Los términos del proyecto no son convenientes para Bariloche, a la ciudad no le queda nada. Lo quieren vender como un proyecto de generación de empleo, pero lo cierto es que es un negocio que está mal planteado, y en donde no se resuelve ninguno de los problemas que tiene la ciudad", había resonado en el recinto del Concejo Deliberante el año pasado, cuando el proyecto fue debatido.
El pacto de mañana tiene un objetivo claro aunque no declarado: presionar a los indecisos. Sabemos que el concejal oficialista Tomás Hercingoja votaría en contra, al igual que Julieta Wallace, Leandro Costa Brutten y Facundo Villalba. Pero los ojos del poder están puestos en Natalia Almoacid, Juan Pablo Ferrari y Laura Totonelli, quienes tienen ideas distintas respecto al desarrollo en el Cerro. Y en un silencio público rotundo, el voto de Samanta Echeñique. Todo una incógnita.
El acta, que pretende ser una declaración de intenciones, omite señalar que la definición del destino de las tierras corresponde netamente a los concejales y no al ejecutivo. Se necesitan 8 votos para que el proyecto avance en el Concejo. Un detalle no menor en un juego de poder donde cada palabra escrita -y cada palabra omitida- cuenta.
Se trata de un proyecto enormemente cuestionado por importantes sectores de la sociedad barilochense. Las escalas propuestas son desmesuradas y nunca queda claro en qué beneficia realmente a una ciudad que sufre un déficit habitacional de 6500 viviendas. Nadie explica qué porcentaje de regalías quedarían para las arcas municipales, cómo se utilizarían estos recursos ni cuál sería el verdadero impacto ambiental de semejante desarrollo.
"Es un proyecto sin consenso social que ni siquiera busca construirlo", señala una fuente conocedora del expediente. Lo más revelador es que ni los empresarios locales lo avalan, conscientes de que el modelo propuesto no resuelve las necesidades más urgentes de Bariloche.
Las fuentes cercanas al intendente aseguran que esta movida no es más que un intento desesperado de darle aire político a una gestión cuestionada y desgastada, que necesita reinventarse. "Hay que relanzar el gobierno", señalan. Un acto político que busca mostrar apoyo nacional y provincial para un proyecto que, hasta ahora, no cuenta con el respaldo de la comunidad, ni de los empresarios locales, ni del propio Concejo Deliberante.
Mañana, cuando las firmas se estampen en el papel, la ciudad sabrá que se ha dado un paso más en esta historia de intereses y poder. El final, sin embargo, aún no está escrito. En los pasillos del Concejo se rumorea que Cortés no contaría con los votos necesarios para avanzar con su proyecto. Quizás por eso la desesperación, quizás por eso la firma anticipada de un acta que pretende ser el comienzo del fin, pero que podría ser apenas el fin del comienzo.