

Por: Bache3000
Mírenlo con atención: de los 4.419 nuevos estudiantes, las carreras educativas no son solo una opción. Son una declaración de principios.
342 estudiantes en el Ciclo de Licenciatura en Educación. 178 en Educación Inicial. 153 en Educación Física y Deporte. 137 en Educación Primaria.
Sumados, son más de 800 personas que han elegido convertirse en constructores de futuros. Maestros, profesores, formadores que entienden que cada aula es un territorio de posibilidades.
No son solo números. Son vocaciones. Son personas que rechazan la idea de que la educación es un trabajo más. La ven como un acto de esperanza, de resistencia, de revolución.
El 53% de estos estudiantes son primera generación universitaria. Significa que cada uno no solo estudia para sí mismo, sino que abre caminos para sus familias, para sus comunidades.
Estas cifras revelan algo profundo: la educación no conoce límites de género ni de edad. Es un llamado universal.
Imagina un aula donde la diversidad es el primer lenguaje. Aquí, las mujeres son mayoría, con un 61% que desafía antiguos silencios. Son primera generación universitaria en sus familias (53%), lo que significa que cada libro que abren, cada clase a la que asisten, está escribiendo una nueva historia familiar.
Un 39% ya trabaja. Otro 32% alquila su vivienda. Un 27% busca su lugar. Cada uno con una maleta de esperanzas, cada uno abriendo caminos.
Los números hablan de resiliencia:
La universidad no es un lugar, es un encuentro. Donde la juventud dialoga con la experiencia, donde la edad no es un límite, sino una coordenada.
¿Qué mueve a estos 4.419 estudiantes? Sus sueños de transformación:
Las carreras más elegidas son un manifiesto:
La universidad no es un punto. Es un territorio:
55 carreras. 3.118 estudiantes de grado. 892 en ciclos de complementación. 357 en tecnicaturas. 52 en posgrado.
Cuando miramos estos datos, lo que vemos no son estadísticas. Son semillas. Semillas de transformación social, de pensamiento crítico, de esperanza.
Cada estudiante de educación es un agente de cambio. Cada maestro que se forma es una promesa de futuro más justo, más inclusivo, más humano.
La educación no es un gasto. Es la inversión más segura que una sociedad puede hacer.
Informe completo disponible en unrn.edu.ar