Por: Bache3000

Nadie parece saber exactamente qué hacen. No están en Obras Públicas, ni en Planeamiento. Tampoco en la Jefatura de Gabinete - que curiosamente no tiene funcionario designado, a pesar de que en enero ingresó personal para esa área. Están en una especie de limbo burocrático, con contratos que superan los 2 millones de pesos cada uno, renovados meticulosamente cada tres meses.

Algunos contratos se habían realizado para el área de Obras, y ahora, sin saber muy bien por qué, dependen del Ejecutivo. Las once "locaciones de servicios", señala con precisión el acto administrativo, la define como "verificadora de vía pública" - un título que suena más a enigma que a descripción laboral. Desde febrero hasta mayo de 2025, cobrará $2.136.890 por un trabajo cuyas fronteras son tan difusas como la niebla que envuelve los cerros de la ciudad.

¿Qué verifican? ¿Dónde verifican? Los documentos oficiales guardan un silencio sepulcral. Hablan de "idoneidad" y "experiencia", pero no revelan detalles concretos. Un proceso de selección mencionado, pero jamás expuesto públicamente, añade más misterio al asunto. La resolución, los define como "servicios profesionales".

En total, el municipio destinará cerca de 22 millones de pesos a estos "verificadores fantasma". Y sólo por tres meses. Contratos que se renuevan como un ritual burocrático, firmados a mano por el propio intendente, escapando aparentemente de cualquier control riguroso.

Las veredas de Bariloche siguen allí, algunas perfectas, otras irregulares. Y nadie puede explicar con certeza qué hacen estos once trabajadores más allá de cobrar un sueldo que para muchos ciudadanos representa un sueño imposible.

La pregunta flota en el aire frío de la ciudad: ¿Verificación o misterio?