

Por: Bache3000
El gran artífice de esta aparente reconciliación peronista fue, paradójicamente, Mauricio Macri. El expresidente desplegó su influencia en los engranajes judiciales y logró que el fallo se conociera antes de las elecciones, una jugada que le devolvió centralidad política justo cuando parecía estar en retirada. Maquiavelo habría aplaudido semejante maniobra: el mismo hombre que La Libertad Avanza planeaba destruir, junto con el PRO, se convierte ahora en un socio necesario para enfrentar a un peronismo reunificado. El gobierno de Milei, que soñaba con borrar del mapa al macrismo, descubre que otra vez necesita de sus servicios.
Esta operación le devolvió el protagonismo a Cristina Fernández, que venía perdiendo terreno en la interna partidaria frente a Axel Kicillof. El gobernador bonaerense, que mantenía una pulseada sorda pero constante con la expresidenta, ayer estuvo en la plaza repudiando la sentencia, alzando bandera blanca ante una causa que mañana podría tocar a cualquier otro dirigente. Pero las fuentes cercanas al gobernador son claras: "La defensa correspondía, pero las discusiones de fondo con Cristina y el cristinismo se mantienen. Eso no cambió y no va a cambiar".
La tregua es frágil y todos lo saben. Esta misma semana, sectores del entorno cristinista acusaron a Kicillof de beneficiarse políticamente del fallo judicial y lo responsabilizaron por la situación que atraviesa la expresidenta. Esas palabras cayeron como plomo en el círculo íntimo del gobernador, quien las interpretó como una confirmación de sus críticas hacia quienes rodean a Cristina Fernández.
Kicillof no está solo en esta disputa. Cuenta con el respaldo de casi todos los intendentes de la provincia de Buenos Aires, salvo contadas excepciones. La lógica es implacable: el sistema electoral por secciones le otorga a estos dirigentes locales un protagonismo indispensable para arrastrar votos y ganar elecciones. El cristinismo, en cambio, carece de esa maquinaria territorial. "Ningún intendente va a aceptar que venga cualquiera a imponer una lista, porque ni siquiera pueden ganar una elección", señalan desde el Movimiento Derecho del Futuro.
El gobernador reconoce que Cristina Fernández tiene votos, pero también que eso es todo lo que tiene. Por esa razón había aceptado que fuera candidata únicamente por la tercera sección electoral. Nada más. La nueva centralidad que adquirió la expresidenta después de la sentencia podría cambiar esa ecuación. Desde ayer circula el rumor de que, aprovechando su renovado protagonismo, Cristina Fernández podría pedir que sea Máximo Kirchner quien la reemplace en la candidatura. Es solo un rumor, pero en la política argentina los rumores a veces se vuelven realidad antes de que nadie pueda detenerlos.
Esta recomposición del tablero político nacional, por supuesto, va a tener consecuencias en el resto del país, y Río Negro no escapa a esos simbronazos. Muchos sectores que se sumaron al Movimiento Derecho al Futuro piensan que es hora de nuevos rostros en las candidaturas de la provincia. El viento que sopla desde Buenos Aires arrastra consigo la sensación de que los cambios no pueden limitarse solo a la geografía porteña.
La marcha de ayer fue una demostración de fuerza, pero también un espejismo. El peronismo logró mostrar músculos en la calle, pero las heridas internas siguen supurando. La unidad que exhibieron frente a las cámaras es tan real como precaria, sostenida apenas por la necesidad de defenderse de un ataque externo. Cuando ese peligro pase, si es que pase, las disputas internas volverán a emerger con toda su crudeza. Por ahora, la tregua se mantiene, pero en la política argentina las treguas suelen durar lo que dura un suspiro.